Derechos humanos: ¡fuera máscaras!
Marzo 28 (2014).- Disfrazados de payasos o vestidos con harapos y ropas sucias, miles de niñas y niños piden limosna en los cruceros y avenidas de cualquier ciudad de la República mexicana. Adultos mayores y personas con alguna discapacidad lo hacen a la entrada de estaciones del transporte público o en alguna esquina, y por las noches miles de mujeres con poca ropa permanecen en calles, avenidas y hoteles a la espera de “clientes”… Esto y más es parte de nuestro panorama cotidiano. También lo son los casos de matrimonios “arreglados” o el pago de deudas a través de trabajos de servidumbre en las zonas rurales de nuestro país. Sin embargo, ¿detrás de cuántas de estas historias hay casos de trata de personas? “Si involucran a menores de edad se podría decir que casi todos estos casos”, afirma José Luis Ayoub, integrante de la Comisión Unidos Contra la Trata AC. “Y si se utilizan medios como el engaño, uso de la fuerza, amenaza o secuestro y si perjudican la dignidad de las personas, definitivamente todos los casos”, puntualiza el especialista, autor del libro Estilos de liderazgo y su eficiencia en la administración pública mexicana. Nuestra sociedad acostumbra asociar la trata de personas con la prostitución ajena y otras formas de explotación sexual, pero expertos como Ayoub discuten actualmente sobre las diferentes modalidades que, debido a cuestiones culturales, percepciones erradas y falta de información, pasan desapercibidas o son parte de la cotidianidad.Si quieres leer el texto completo, puedes consultar aquí el PDF de nuestra versión impresa.
Información: Vertigo