De Política una Opinión: La crisis del Sistema PRI de Gobierno
Con el regreso del PRI a la Presidencia de la República y el tiempo que lleva en el poder la Administración del Presidente Enrique Peña, se ha iniciado una clara crisis del Sistema PRI de Gobierno. Con la alta popularidad construida por los medios de comunicación nacionales y las llamadas grandes reformas constitucionales realizadas durante el primer año -en el marco del Pacto por México-, parecía que Peña y su partido, lograrían disipar la sombra de manejos oscuros detectados en las finanzas del PRI durante la campaña electoral.
Desde mediados del segundo año de gobierno se han venido suscitando eventos que han puesto a la Administración Peña en delicados aprietos; su operación política, o inteligencia política, no les ha permitido dar una respuesta clara y definitiva a dichos eventos, como para haber podido zanjarlos. Al contrario, las respuestas generadas han enredado aún más la imagen del Presidente, hasta poner en evidencia esa forma de gobernar, que puede ser llamada Sistema PRI de Gobierno.
En este contexto, es oportuno señalar que el sistema de gobierno que hoy pretende restaurar la Administración Peña, fue construido durante las décadas posrevolucionarias del Siglo XX; fue un sistema que el PRI construyó y utilizó en su larga época de hegemonía, y que con la alternancia política también ha sido utilizado por algunos gobiernos de otros partidos, motivo por el que la sociedad mexicana está haciendo hoy un sentido reclamo, no sólo a la administración presidencial, sino también a los partidos políticos, a sus gobiernos y a sus legisladores.
Es importante, por lo tanto, conocer algunas características de este Sistema PRI de Gobierno; es Sistema PRI porque es el partido que le ha dado origen y el que más lo ha usufructuado, y lo pretende seguir aplicando en la actualidad. La pregunta ahora es, ¿cómo funciona y opera ese sistema de gobierno? Algunas de sus características son las siguientes:
1. El engaño y la mentira son las herramientas de acción. La verdad se oculta a los ciudadanos, y las respuestas o explicaciones que les dan, no corresponden a las realidades de los problemas y acciones de gobierno.
2. El Gatopardismo. Expresión tomada de la obra literaria El Gatopardo, en la que Lampedusa expone la estrategia política de ‘hacer cambios para que todo siga igual’, mecánica utilizada por el gobernante para decir que sí cambiarán las cosas, pero, finalmente, todo continua igual.
3. Cooptación y manipulación de las empresas de los medios de comunicación. La forma de hacerlo es con recursos financieros, lo que, junto con las ahora concesiones de radio y televisión (antes era el papel para el periódico), permite al gobernante difundir la información que él les envía.
4. La relación que establecen con personas, empresas y organizaciones lleva la finalidad de lograr su subordinación. Los programas de apoyos económicos y sociales son manejados con el sentido de ‘hacer favores’ que después deberán ser correspondidos, generándose los conflictos de interés.
5. Por señalamientos de corrupción los gobernantes no llegan a la cárcel (salvo que sea venganza política), y difícilmente renuncian a sus puestos.
6. Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error. No importan las cualidades y habilidades profesionales, cualquier puesto es bueno. Es el caso de Jesús Murillo Karam y Alfredo Castillo Cervantes.
7. Negar los hechos de corrupción y explicarlos como indispensables para que funcione el sistema. ‘Se bañan, pero salpican’, y mientras no se hagan del conocimiento público, no hay que dar ninguna explicación.
8. Transforman los resultados mediocres en éxitos únicos e inigualables. Cualquier resultado que se dé, es magnificado como el gran resultado, por lo que prometen sin comprometerse.
9. Sin estos gobernantes la sociedad no tendría progreso, y no sería para todos.
10. Uso discrecional de los recursos públicos y manipulación de la rendición de cuentas. Las aplicaciones del presupuesto se manejan de manera arbitraria, e informan sólo aquello que los deja ‘bien parados’.
¿Cómo se suscita la crisis que ahora observamos? En este punto es importante hacer notar cierta dinámica, que preparó el estado de crisis que hoy vive el Sistema PRI de Gobierno, y que tiene como detonante el que se haya hecho pública determinada información de actos presumiblemente de corrupción. Para ello recordemos algunos: cuando se conoció el fuerte e irregular endeudamiento que hizo el Gobierno de Humberto Moreira en Coahuila, tuvo que renunciar a la presidencia nacional del PRI; cuando se conoció el abuso de poder de la hija del Procurador Federal del Consumidor, Humberto Benítez, tuvo que renunciar a su cargo; el último caso en este contexto es el del Director de Conagua, David Korenfeld, que utilizó un vehículo público para fines privados. Añadamos los casos que involucran al Presidente Peña, a su esposa, al Secretario de Hacienda, y, ahora, al Secretario de Gobernación, los cuales, no obstante la falta de respuestas claras, no renunciarán a sus puestos por ser quienes son.
La dinámica observada en estos casos es la publicitación de la información, la formación del escándalo, y el deterioro de la imagen del gobierno, lo que llevó a la separación del cargo. Es decir, lo que se preserva es la imagen, no la ética política (el avance de la ley anticorrupción se debe, no al interés de acabar con ella, sino a ‘dar la imagen’ de que el gobierno sí la combate).
Es el gran contexto que enmarca la crisis al Sistema PRI de Gobierno, en el que han participado valiosamente determinados ciudadanos, organizaciones y periodistas, para contribuir a poner un alto a esta impune forma de gobernar. Estamos viviendo una lucha entre el ‘que no se sepa nada’ y la necesidad imperiosa de conocer lo que sucede, precisamente, en el ámbito público.
La desinformación favorece al Sistema PRI de Gobierno, y es, entonces, la búsqueda de transparentar ‘todo’ en la administración pública lo que temen estos gobernantes, siendo ésta un gran motivo de liberación ciudadana.
De Política una Opinión: Abelardo Reyes Sahagún