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De Política una Opinión: Fuga de ‘El Chapo Guzmán’, fruto en tierra fértil

Con frecuencia escuchamos a gobernantes decir que en política no existen casualidades; el principio se aplica a los casos positivos y también a los negativos. Cuando un gobernante dice que en política no hay casualidades, se refiere a los aciertos y a los éxitos de su gobierno, y, por el contrario, cuando es el opositor el que lo dice, se refiere a los desaciertos y a los hechos negativos de un gobierno.

Significa que en ambos casos existe o se explica una relación de causa-efecto; en otras palabras, decimos que las cosas no suceden ‘porque sí’, o ‘de la nada’. Encontramos entonces, de manera clara, la indiscutible relación de un hecho como efecto, que tiene su antecedente en otro u otros hechos como causa o causas.

También escuchamos de los gobernantes y políticos, que no existen ‘espacios vacíos’, porque cuando un poder-fuerza da un paso para atrás, existe otro poder-fuerza que ocupa ese espacio. Los ejemplos son sencillos de mostrar: si la autoridad educativa deja espacios vacíos, éstos son ocupados por el sindicato magisterial, así sea de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación; o, si la autoridad de seguridad pública da un paso atrás en sus trabajos dejando espacios vacíos, existen interesados en ocuparlos dando un paso hacia adelante (hemos conocido que grupos criminales han ofrecido ‘sus servicios’ a algunos gobiernos para proporcionar a la sociedad la ‘seguridad pública’).

De esta manera llegamos al hecho de la fuga de Joaquín Guzmán, El Chapo, del Cefereso No. 1 del Altiplano. Las preguntas obligadas, básicamente, son dos: ¿por qué pudo ocurrir la fuga?, y ¿qué condiciones está teniendo el conjunto del sistema nacional de seguridad pública, para que, como tierra fértil, se estén dando diversos acontecimientos, entre ellos la fuga del delincuente?.

En este contexto, recurro a otro elemento que considero fundamental: las palabras-argumentos de los discursos de los gobernantes, se convierten en la ‘medida’ de lo que deben ser sus acciones de gobierno. Las estrategias y los objetivos propuestos por el gobernante son tomados como base para el reconocimiento o el reclamo que hace una sociedad a sus gobernantes, motivo por el que éstos pueden ser calificados o descalificados.

Entre los elementos estructurales del discurso político del actual Gobierno de la República, encontramos los siguientes: la administración federal anterior equivocó las estrategias de combate a la delincuencia organizada; habrá nuevas estrategias para lograr un efectivo combate a los delincuentes y a la impunidad; el ejército y la marina regresarán a sus cuarteles; y se impulsará la prevención del delito y la participación ciudadana. En relación con la recaptura de El Chapo, realizada en febrero de 2014, el Presidente de la República, Enrique Peña, expresó que ‘sería imperdonable’ que se volviera a escapar.

Entonces, ¿cómo explicar, en este panorama, hechos como la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, las ejecuciones de Tlatlaya, de Apatzingán, de Tanhuato, de Calera, de Ostula, en que participaron fuerzas federales, además de explicar la fuga de El Chapo, y las liberaciones ‘legales’ de otros delincuentes como la de Miguel Angel Caro Quintero, o de la ciudadana francesa Florence Cassez, o Raúl Salinas de Gortari?

Considero que todos estos elementos nos llevan a un punto: las condiciones con las que está trabajando y gobernando el actual Gobierno de la República están propiciando una tierra fértil para que puedan suceder hechos como los señalados. Todo ello no obstante el reiterado discurso político para deslindarse de las formas y estrategias del gobierno anterior –supuestamente erradas-, y de la constante publicitación de éxitos y resultados de las grandes reformas estructurales (de acuerdo a información dada a conocer recientemente por el Centro de Análisis e Investigación, Fundar, el Gobierno del Presidente Peña ha gastado en dos años más de 10 mil millones de pesos en medios de comunicación).

Un hecho que muestra tanto las condiciones como la actitud que está aplicando el Gobierno de la República, es el presentado por el Comisionado para la Seguridad Nacional, Alejandro Rubido, cuando expuso ante los reporteros el tramo de la videograbación del delincuente, segundos antes de su desaparición por el agujero de la regadera de su celda; el movimiento realizado por Guzmán en esas idas y venidas a la regadera, no obstante lo que se puede identificar en la observación del video, para Rubido es ‘normal’ en las personas del centro cuando ya se van a acostar. A todas luces, lo que está haciendo el delincuente es observando y preparándose para la salida al túnel y el escape –ni se va a bañar ni se va a acostar-.

Ante los cuestionamientos políticos, los funcionarios del gobierno están informando más detalles adyacentes en la fuga, como el descuido del monitoreo, la tardanza en la reacción, la desactivación de las alarmas subterráneas, etcétera, además de pretender involucrar a los derechos humanos o las obras de Conagua; el Secretario de Gobernación llega a la conclusión de que hubo traición desde el gobierno, por lo que ‘caerán todos los involucrados’.

En el primer momento el Presidente Peña afirmó que la fuga es una ‘afrenta al Estado Mexicano’; días después ha mostrado ‘su indignación’ como todos los mexicanos, y que no es con enojo ni con ira como se remediarán las cosas.

En realidad, la fuga es el fruto de un escenario de claro-oscuros que está exhibiendo la administración federal en su ejercicio de gobierno. Efectivamente, la sociedad tiene indignación por la fuga del delincuente, pero es un reclamo a la ineficiencia del gobierno y de su falta de aceptación de las condiciones que la propiciaron. En lugar de seguir destacando las ‘altas cualidades’ del sistema de seguridad y de los ‘resultados’ logrados, es importante corregir esas condiciones que están propiciando hechos como los señalados –no por casualidad-, y evitar que sea perdonada la fuga -independientemente de si se recaptura o no-, ya que sería dejar el espacio vacío.

Por: Abelardo Reyes Sahagún