De Comitán a la Quinta Avenida / Vale al Paraíso
Nació el 6 de febrero de 1945 en Comitán de Domínguez, Chiapas, ubicado a noventa kilómetros de Guatemala. Estudió para normalista. Se especializó en historia en la Escuela Normal Superior. Desde los doce años empezó a dar clases en las campañas de alfabetización de los indígenas de su tierra natal, siguiendo los pasos de su mamá, profesora normalista, también.
Un día hizo limpieza al armario. Puso su vestimenta modesta en la modesta maleta. Salió de Chiapas y llegó al Distrito Federal, haciendo escala en Ciudad Netzhualcoyotl, Estado de México, para caminar de la escasa medianía a la abundante riqueza, en algo así como la versión femenina del rey Midas, al catafixiar el pizarrón, el gis y el borrador, por la nómina, las cuotas de los agremiados y los placeres mundanos.
La maestra Elba Esther Gordillo Morales optó por los abusos y los excesos. Le metió las manos al cajón del SNTE, para disponer libremente de mil 900 millones de pesos, pero jamás fue acusada de peculado por el SNTE.
De acuerdo a “la información bancaria que obtuvo la PGR para sustentar su acusación se refiere a movimientos financieros entre 2009 y 2012 —durante la administración del presidente Felipe Calderón, agrego— en dos cuentas del SNTE que en ese periodo recibieron depósitos por 30 mil 644 millones 780 mil 959 pesos y 30 mil 650 millones 107 mil 30.84 pesos” (El Universal, 12/08/2018).
Por si fuera poco, la PGR le aseguró, el 29 de mayo de 2014, 16 pinturas —entre ellas cinco murales de Diego Rivera— y una escultura que tenía escondidas en una bodega en Santa Fe, Ciudad de México.
Desde 1970 estuvo dedicada en cuerpo, alma, corazón y vida, al magisterio desde el sindicato. Se perpetuó en el liderazgo 24 años, de 1989 al 26 de febrero de 2013, que fue arrestada por la PGR en el aeropuerto de Toluca.
Pactó con el mejor postor. Se dio tiempo para andar con el venerado Dios y con el despreciado Diablo. Se tomó de la mano del PRI. Le dio un beso al PAN.
Aguantó el desaire de AMLO en elección presidencial de 2012. Y apoyó al candidato victorioso de Morena en 2018, para vengar cinco años de cárcel.
Veló por los intereses familiares, por las posiciones políticas y burocráticas para la sangre de su sangre. Colocó a sus leales en diversos gabinetes presidenciales. Impuso a delegados estatales de la SEP, donde le tronaba los dedos al titular en turno de la dependencia. Fundó su colmena, el PANAL, y creó la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos, para sepultar a la vieja FSTSE.
Para cumplir las obligaciones conferidas, en su calidad de presidenta nacional del sindicato, se reformó el artículo 81 del estatuto del SNTE. Las 487 palabras escritas en este precepto le permitieron colonizar a la organización al otorgarle poderes ilimitados para disponer de la vida, obra, bienes materiales y recursos financieros de los trabajadores/as de la educación en México.
Con el dinero proveniente de las cuotas gremiales, la maestra Gordillo Morales hizo del derroche un estilo de vida. Se dio tiempo para viajar en avión privado. Disfrutar sus ocho jacalitos en el ex Distrito Federal y otras propiedades en Estados Unidos. Descansar en su chocita californiana de La Joya (Estados Unidos).
Y recorrer a la neoyorquina Quinta Avenida, a la angelina Rodeo Drive, a la parisina Champs Elisses, a californiana Neiman Marcus, de San Diego —en esta tienda desembolsó 3 millones de dólares de 2009 a 2012—, para comprar las garritas, zapatos, bolsas y accesorios de Gucci, Chanel, Luois Vuitton, Prada, Birkin, Kelly, Hermes y el detallito para el dedo en Tiffany, que obviamente, costaron algunos dolarcillos con millonarios ceros a la derecha. En cada aparición pública portaba 100 mil pesos en trapos y demás elegancias para estar muy fashion, al último grito de la moda magisterial.
La amoral profesora Elba Esther Gordillo fue un ícono de la corrupción y el desprestigio. Se escrituró al SNTE. Dispuso de las cuotas de los trabajadores para sus lujos personales. Cambió el liderazgo sindical por la política ambiciosa. Paralizó la educación de calidad en México, durante casi un cuarto de siglo. Se opuso a los avances y a la reforma de gran calado del siglo XXI.
Debió ser acusada de peculado por el SNTE, ¿por qué no se hizo? No lo sé.
Porque alguien debe de escribirlo: Cuando abandone el burocrático encargo, Manuel Appendini Carrera, jefe de prensa del gobierno del estado de Aguascalientes, llevará cuestas la pesada incongruencia y el voluminoso desprestigio.
Enseñará a sus alumnos de la universidad las artes para fomentar la vulgar opacidad, la apestosa censura y la dañina incompetencia en el sector público, a cambio de un plato de lentejas con plátano entregado a manera de salario.
Si la Casa Blanca del gobernador Martín Orozco Sandoval fue comprada en el coto de Terraza con dinero lícito, Appendini se equivocó gravemente al ocultar la declaración del Ejecutivo en la versión escrita de la entrevista que concedió a los medios de este tema.
El mañoso proceder del funcionario confirma que el transparente borracho no puede ser el tramposo cantinero.
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