Crédito al consumo 2.0 / Analogías
Aguascalientes, Mayo 24 (2022).- Estimado lector: Durante los últimos diez años he leído decenas sino en que cientos de libros sobre finanzas personales y mercados financieros. Ha sido una de las mejores inversiones en tiempo que haya podido destinar en mi vida. Desafortunadamente dichas asignaturas no las enseñan en las aulas, cada quien debe ir aprendiendo sobre la marcha y a veces a la fuerza después de uno que otro tropezón en el camino. Hagas lo que hagas, te dediques a lo que dediques, el manejo del dinero es algo de lo que no podemos prescindir o dejar a alguien más, en un deber de cada persona en su paso por este mundo capitalista.
No fue sino hasta que cumplí los 31 años de edad que me vi obligado a contratar mi primer tarjeta de crédito. Tal vez te parezca un poco tarde, pero fue tal cual. Anteriormente siempre me había adaptado a un estilo de vida austero que no requiriera del dinero de otros para poder salir avante mes a mes. Sin embargo, en aquel entonces era mandatorio que tuviera un método de pago internacional para hacer frente a las obligaciones contraídas con una empresa extranjera. Fue así como poco a poco fui adentrándome en los detalles del manejo que éste instrumento requiere.
Una tarjeta de crédito forma parte del rubro de crédito al consumo, es otorgada por una institución financiera como herramienta de apalancamiento. Así, el tenedor puede financiar sus gastos sin la necesidad de tener parcial o totalmente el monto contraído, dicho de otra forma, se puede gastar el dinero de alguien más sin tener un peso con qué pagarlo. Hasta aquí suena fabuloso, el sueño de cualquiera pudieras pensar, el detalle es que ese dinero que se gasta se debe devolver y si no lo haces, entonces comienzan a correr una serie de penalizaciones o interés puesto que el dinero tiene un valor en el tiempo.
Por fortuna y buena administración, en 13 años nunca he tenido que pagar un solo peso en intereses. Conozco a la perfección mi fecha de corte, de pago y saldo deudor, corte a corte, siempre pongo todas mis energías en cubrir hasta el último peso. En una sola ocasión opté por financiar a 13 meses sin intereses la compra de un horno, fue el plazo más largo de mi vida y no me quedaron ganas de volverlo a hacer. Desde esa experiencia aprendí a adquirir únicamente lo que podía pagar en el momento, me administré de tal forma que llevo una vida sencilla, frugal, sin pesadas cargas económicas ni materiales. Viajar ligero me liberó, desde entonces vivo para mí y no para el banco o la tienda departamental.
En días pasados revisé mi buró de crédito, por el buen uso y manejo, la institución me califica con un escore de 737 sobre 760 posibles. Lo anterior me coloca en el 1% basado en mi rango de edad y entidad federativa. Llegar a este punto no fue inmediato ni fácil. Requiere años, constancia y determinación, no menos importante, se necesita de autocontrol y autoconocimiento. Las finanzas personales tienen que ver más con la psicología del individuo que con los números.
¿Qué es lo que debes tener en cuenta al momento de adquirir una tarjeta de crédito?
1.- CAT (Costo Anual Total). Como su nombre lo indica, se refiere a la cantidad que pagaremos en el caso de incumplimiento de pago, es el costo del financiamiento, se expresa en términos porcentuales y debe incluir el IVA (Impuesto al Valor Agregado). En México el crédito al consumo es uno de los más costosos del mundo. Dependiendo del producto, pero podríamos decir que va desde un 20% hasta el 100%. Para más información revisa la página de Condusef: www.condusef.gob.mx
2.- Fecha de corte. Se refiere al periodo de uso de una tarjeta, usualmente es de 30 días. Comprende todas las operaciones realizadas: compras, devoluciones, pagos.
3.- Fecha límite de pago. Es el día en que se debería cubrir el total del adeudo contraído. Por lo general son tres semanas o 21 días después de la fecha de corte. Esto no quiere decir que no se pueda abonar o liquidar la deuda antes de ser exigible, significa que es la fecha límite que la institución financiera establece para no generar intereses. Si no se paga por completo, entonces existe un saldo deudor sobre el cual se tabula un cobro extra. Lo ideal es ser totaleros y que la financiación haya sido barata, a tasa 0.
4.- Límite de crédito. Es la cantidad de la que disponemos. La fija el banco o tienda departamental que concede el crédito. Comienza siendo una cifra baja, pero con el tiempo y el buen manejo, se va incrementando sustancialmente.
5.- Cuentas vigentes. Son la cantidad de compras a plazos que estamos financiando. Todas las operaciones abiertas a meses sin intereses que contaremos.
6.- Anualidad. La expedición del plástico y los gastos administrativos que le representan al banco emisor se incluyen en este concepto. Hay tarjetas que no cobran anualidad o que la bonifican a sus tenedores, pero por lo general, conllevan un costo que puede ir de unos pocos cientos de pesos a miles dependiendo del producto.
7.- Adicionales. La mayoría de las instituciones financieras dan la facilidad de tener tarjetas adicionales al titular, suelen tener un costo por su emisión y manejo, aunque son prácticas para parejas y familias que dependan de una persona, por ejemplo el padre de la casa que le otorga a su mujer e hijos un plástico para su uso y disfrute.
Existen el mercado físico y digital decenas de tarjetas de crédito. Yo diría que son como la ropa, no todas van bien para todos. Conocer a fondo el producto y todos los puntos anteriores, te ayudará a elegir con conocimiento. Sé cauteloso y elige la que más se adapte a tus posibilidades y situación presente (no futura). Con el tiempo siempre podrás ir aumentando tu nivel crediticio. Recuerda que es un instrumento, una herramienta de financiación y no una extensión de tu sueldo o patrimonio disponible. Saber la diferencia te puede ahorrar miles de pesos a lo largo de los años.