Concacaf Liga de Campeones. Cruz Azul vuelve a alzar la copa

Abril 24 (2014).- Cruz Azul se coronó por sexta vez campeón de la Concacaf, primera en este formato al empatar a un gol con el Toluca. El tanto de visitante que anotó Mariano Pavone le dio el título a los Cementeros después de 17 años, cuando, curiosamente, Luis Fernando Tena también era el director técnico de La Máquina.

Cruz Azul se ganó el derecho de participar en el Mundial de Clubes que se celebrará en Marruecos a finales de año, pero lo más importante es que los fantasmas comenzaron a disiparse.

Éxtasis en color celeste que bien vale el trofeo que recibe Gerardo Torrado, arropado con la prenda negra de “campeones”.

No más maldiciones, no más frustraciones en finales. Una vuelta olímpica que libera la rigidez en las piernas, en la mismísima casa del Diablo para coronarse en la Liga de Campeones de la Concacaf.

Abrazos, risas, vítores, con brincos de felicidad alrededor del Nemesio Díez. El silbatazo final hizo romper en llanto a Christian Giménez, todo pundonor, quien buscó a todos y cada uno de sus compañeros para gritar en el cielo mexicano, el anhelado y ansioso clamor de campeones.

Tena rompió esa parquedad para vivir un emotivo abrazo con sus pupilos, con quienes ha encontrado la alegría de coronarse.

Mariano Pavone tuvo la voz quebrada por ser el hombre que hizo un tanto de oro para la historia de una lastimada institución, por quedarse siempre en la orilla y modificarlo al final del pedregoso camino del éxito.

Cruz Azul pasó de ser el hazmerreír a dar un paso histórico, como el mejor club del área.

Cielo azul en el ‘infierno’

El juego comenzó teñido de rojo, con un Toluca dispuesto a llevarse todo y con Cruz Azul empeñado en no dejarse.

En esos momentos, Cruz Azul recurrió al perdonado Corona, quien hizo valer los 2 mil dólares que su directiva pagó para que se revisara su suspensión.

Aunque no fue para tanto. Con el paso del tiempo, La Máquina emparejó el encuentro. Ahí Talavera comenzó a figurar, ahí dijo: “Yo también quiero Mundial”.

Las incursiones de los Cementeros tenían nombre: Joao Rojas. Tan impulsivo como atrabancado. De sus botines nació la jugada del gol de Pavone, pero desperdició muchas más.

Antes del gol, la lucha por el medio campo fue tremenda. Incansables, Torrado y Thiago no cedieron cuartel. El capitán de La Máquina salió con un corte en la frente y el brasileño, adolorido de todo el cuerpo, pero lo valió.

Y cayó el gol. Fabián se desatendió cuando fue por instrucciones a la banca, tanto que la defensa de Toluca se olvidó de él. Error, porque vino el centro de Joao que le cayó a Marco, para que éste le pusiera medio gol a Pavone.

Cruz Azul ganaba. Pero Pepe Cardozo, DT de los Diablos Rojos, iba a vender cara la derrota. Para el segundo tiempo envió a su “as”, Édgar Benítez, quien alguna vez, en el último minuto, le quitó un título de Concacaf a La Máquina. El Pájaro entró y voló. En una descolgada empató el marcador y los fantasmas comenzaron a volar sobre Toluca.

Luis Fernando Tena decidió aguantar y Corona resurgió para sacar el balón del ángulo.

Corrían los minutos. Los cambios cementeros eran defensivos, los de Toluca más que ofensivos. La llegada del Chaco Giménez calmó el ímpetu rojo. Pero Nava era otra torre que preocupaba a la defensa azul.

Cuatro minutos más. Tena alza los brazos. Cardozo avienta el saco, la corbata casi lo ahoga.

Última jugada. Ponce tira, Cervantes no llega, Corona sí, pero deja el balón suelto. Pablo Velázquez llega, y en vez de darle con la cabeza le pega con el pie.

Terminado está. Marco Rodríguez pita el final. Tena se abraza con sus auxiliares, Amaranto va por Corona, Torrado se funde en un abrazo con El Chaco. Cruz Azul se va a Marruecos. Los fantasmas se alejaron… Esta vez.

Información: El Universal