Comentario de un Ciudadano: Del escape al rumor y la leyenda
La semana que recién terminó la mono temática fue la fuga de Joaquín el «Chapo» Guzmán, de una prisión de ex-alta seguridad. Este tema solo ha podido ser medio opacado con las redes sociales haciendo burla de las autoridades, que en su momento se jactaron de que pasarían cientos de años para que este individuo se pudiera fugar del penal del Altiplano de «máxima seguridad», al grado de que se negaron las autoridades a permitir que el delincuente fuera extraditado a los Estados Unidos.
Hoy la mofa y la burla son las constantes en las redes y en los comentarios en varios medios de comunicación. ¡Y qué decir de los caricaturistas!, que han tenido mucho y formidable material para desarrollar. Pero lo más grave ha sido la reacción de la autoridad, que no se ha visto ocupada y dedicada con todos los medios a su alcance a re capturar al reo evadido, sino que han tratado de convencer a la sociedad, a través de los medios de comunicación, de que hicieron lo correcto y que todo el protocolo internacional se llevó a cabo. Sin embargo la incredulidad, y una serie de investigaciones periodísticas, ponen en entredicho lo que el Secretario de Seguridad Nacional ha querido trasmitir. Hoy se dice que los tiempos no dan, desde el momento en que se deja de observar al detenido y el momento en que se da la alarma, y se pide el auxilio de autoridades externas del penal; y sobre todo el aviso a autoridades de estados circunvecinos.
Pasados los hechos, ahora comienza la leyenda de cómo se fugó, quienes probablemente lo auxiliaron, la corrupción que tuvo que haberse desarrollado para que tuvieran acceso a los planos del penal, quienes nunca se dieron cuenta de la perforación del túnel a pesar de ser muy amplio, y sobre todo el porqué el Secretario de Gobernación de inmediato da de baja a directores y coordinadores de seguridad de penales y del reclusorio afectado. Hoy en varios medios y redes sociales, se equipara al fugado con el famoso «Chucho el roto», legendario ladrón que ayudaba a los pobres, o bien que había un trato que no se respetó, o que ese trato era precisamente el que se fugara.
Hoy se habla de donde se encuentra, y que va a hacer al estar en libertad; o bien, hay la temeridad de que se le dejó libre a cambio de que ataque a los cárteles que han crecido y se han vuelto violentos, y que la autoridad, por su inoperabilidad, han sido incapaces de detenerlos y llevarlos ante la justicia. Todo esto ya forma parte de las leyendas urbanas y creo que será, de aquí en adelante, la constante en el asunto. Si vemos, u oímos, los medios electrónicos o leemos la prensa escrita, esta mono temática es lo único que podremos encontrar. Todos los temas nacionales han pasado a segundo término, incluyendo la gira masiva del presidente a Francia, en donde, por cierto, quedó al descubierto un error imperdonable, que el Secretario de Gobernación dejó el país junto con el presidente, dejando acéfala el área de seguridad interior de la nación.
Ahora la injerencia de autoridades norteamericanas es masiva, pues se dice que han entrado a la SEIDO, para estar presentes y quizá actuar en las investigaciones con respecto a la fuga. El mismo embajador de E.U. ha estado con nuestras autoridades para «cooperar» en la recaptura del evadido; pero más parece una exigencia de cuentas del caso. Así se comenta sobre este asunto.
Se dijo, por el Secretario del Consejo de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, que el Estado, con toda su capacidad, actuarían para recapturar al narcotraficante; y ahora resulta que dicen que tanto el FBI y la DEA estarán en la «cacería» del «Chapo». O sea que la soberanía, en estos casos de rendición de cuentas pasará, a ser letra muerta.
Creo que la presente administración se encuentra en problemas muy graves de credibilidad, y con el antecedente de que su bandera era que después de doce años perdidos ahora íbamos a estar mejor, y con un país más moderno y justo, resulta que no, cayeron en su propia trampa. Todo empezó con la liberación de Florence Cassez, Raúl Salinas, Rafael Caro Quintero y la proliferación de cárteles «nuevos» asolando el país.
Hoy la leyenda y el rumor tendrán patente de verdades y causaran más incredulidad en la población.
Por: Felipe González González