“Capitalismo de la vigilancia II” / Ruelas
En la entrega próxima pasada hice algunos comentarios sobre el libro “La era del capitalismo de la vigilancia”, de la autoría de: Shoshana Zuboff. Subtítulo, “La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder”. Sigo con este interesante discurso. La autora hace una definición al inicio que aclara la compleja cartografía que aborda. Palabras más, palabras menos nos dice que: estamos ante un nuevo orden económico, que aquilata la experiencia humana de manera esencial para prácticas comerciales y con ellas nuevos nichos; estamos ante una nueva arquitectura global de la modificación conductual; estamos ante la mutación inescrupulosa del capitalismo, en el que la repartición de la riqueza es más cruel; estamos ante un nueva economía de la vigilancia, gran amenaza humana del presente siglo; estamos ante un nuevo poder instrumetario que se impone a la sociedad con alarmantes contradicciones para la democracia; estamos ante un nuevo orden colectivo que se basa en la certeza absoluta; estamos ante expropiaciones de los Derechos Humanos. Estas ideas se sintetizan en un derrocamiento de la soberanía del pueblo. La paradoja es que son los políticos impulsores de este formato.
Es la persona quien aporta la experiencia humana privada que al propio tiempo es materia prima para su traducción en datos que son ordenados y empaquetados en nuevas formas de entregar los productos y sus mercados de futuros sobre los comportamientos de la gente. El nuevo shock que nos alcanzó en el futuro, que sabe que sin pasado no hay presente y que el futuro “todavía no” es. Nuevas ergonomías, nuevas distribuciones de planta, que no tocan el espacio, pero lo adecuan de manera exacta, que producen trabajo en el tiempo adecuado y del modo adecuado.
El mercado de servicios digitales se origina mediante la extracción de datos de las vidas personales que manejamos Internet, Usted que está leyendo no me dejará mentir, busca un tema, de inmediato le aparecen relaciones con ese tema en mercados diversos; esos comportamientos van afinando: gustos, modas, deseos, culturas…, se transforman en bases de datos que predicen nuestras conductas personales y sociales. Creer que esta comodidad es un regalo supremo es un error, se trata de un “capitalismo de la vigilancia” que desvela realidades escondidas. En base de datos se encuentra la mostración de la intimidad, más allá del caso “hermano mayor”, los lugares personales son arcilla de nuevas formas de mercado. Ves tu computadora, pero lo más probable es que el ordenador te esté viendo y sistematizando tus comportamientos.
El referente Google se adecua a los tiempos de la virtualidad e inocula una forma de capitalismo. Para muchos es la esperanza de que ésta sea una forma de lucha social de rostro democrático. En la vida humana todos tenemos algo que vender, las actividades generan mercado y con él se dan ajustes, ofertas y demandas. La venta de la publicidad hizo incluso que las constituciones democráticas ordenen la suspensión de propagandas gubernamentales, no atendido por el narcisismo político.
El “capitalismo de la vigilancia” el panóptico de pantallas se empodera a cada instante y supera los 360 grados, las coordenadas cartesianas se asumen inofensivas en la numeración binaria, la ciencia muestra sus excepcionalidades, los intercambios crean mercados competitivos que cancelan los modelos antiguos y modernos de “los mostradores”, las mercancías llegan a domicilio en términos de horas. Las imágenes del 11 de septiembre crearon disrupciones efectivas de la vigilancia en nanotecnologías. Los anticipos científicos en términos de tiempo cogen la delantera de acontecimientos perturbadores que generan nuevos tipos de mercancías de la vigilancia. En medio de las nuevas “vidrieras” de mercados atendidos por imágenes en transmisión indiscriminada la democracia se convierte en nicho de oportunidad, el poder ciudadano de elegir es ahora materia prima para ser vendida al poder político por gambusinos de posverdades, “El capitalismo de la vigilancia” aprendió a vender la utilidad de mercado en los procesos electorales; la financiación de grupos de presión, las formas cotidianas de campañas mediáticas de viejo y nuevo cuño para vender a los políticos como productos de mercado, crearles un “poder blando” por vía de “influencers” y seducciones culturales.
La autora, Zuboff llama “la ideología del inevitabilismo” a la forma de normalizar lo anómalo, sucumbir ante los nuevos formatos de venta de ideologías de izquierda, las masas se volvieron público y el púbico en compradores y marchantes, “la mentira dicha muchas veces se transforma en verdad…” “El capitalismo de la vigilancia” no es tecnología, sino una forma de mercado el cual no se puede atender sin las tecnologías que les dan sonido e imagen a las acciones. Ortega y Gasset, reflexionó sobre la circunstancia, ésta y la persona están en el mercado, las izquierdas lo abominan, el mercado intercambia y sigue intercambiando…, es refractario a sus arengas.