Asalto por imágenes y sonidos

La democracia que los mexicanos nos hemos forjado nada tiene que ver con la idealizada democracia griega. La democracia indirecta cuyo eje son nuestros representantes, a pesar del procedimiento empoderado, se enfrenta con un fenómeno novedoso por su impacto: la democracia de opinión (emocional) pública. Es el espacio de los medios de comunicación que con agudeza y fuerza disputan a instituciones y partidos políticos la deliberación colectiva de los temas. El ciudadano adopta el rol de soldado y en “ambiente democrático” toma por asalto informacional sus ciudades. En efecto, México está a la vanguardia del procedimiento electoral, base de la democracia, empero el modelo institucional y el modelo secular de comunicación política pone en aprieto al monopolio de las ideologías adjudicado a los Partidos Políticos.
De entrada, el miedo a la inseguridad anula la reflexión. Explica Paul Virilio que se ausenta la reflexión colectiva y se propicia una demanda de emoción colectiva, pasamos de la “estandarización de la opinión pública” a la “sincronización de las emociones”, dice. El escándalo de la política y de los políticos impulsados por los “mass media” sustituye la política deliberativa. Los argumentos de los grandes problemas son subsumidos por el escándalo de los comportamientos. La razón ecuánime ve su atardecer en la oscurecida reflexión comunitaria, deja de ser una aspiración, debate, diálogo, conversatorio, es sustituido por “supuestos” ritmos del corazón, la adrenalina es táctica del asalto informacional lleno de emoción. Nada importa un buena y exitosa política pública frente a una batahola de personajes mostrada en imágenes y sonidos de manera masiva y reiterada.
Todo indica que la política se transforma. El deber-ser ciudadano se deja para los días electorales, solamente. La desconfianza esconde todo, quién es amigo o enemigo, una silenciosa guerra de todos contra todos, su consecuente es histeria como coreografía de acontecimientos. Para la vida cotidiana, el día a día se juega como soldado “mass media”. El Ministerio del escándalo se apodera de la opinión, manipula la pública a fuerza de ser publicada, la guerra dejó de ser asunto de Estado para convertirse en tema de las ciudades atendido por sus habitantes, una gestión angustiante. La democracia representativa no engendra la reflexión en común, es la democracia de la comunicación la que diseña y construye la nueva realidad: la comunicación-información.
La nueva realidad social-virtual está demandando a gritos ser revisada por la institución llamada Universidad, en plural. Es preciso adecuar los “curriculum” y estrategias académicas. En una nuez: es urgente y necesario descubrir naturalezas de juicio que mejoren el sistema de enseñanza universitaria. Reformas educativas van y vienen, pero no impacta la reforma académica, se sigue acudiendo al sujeto y al objeto como conceptos incontrovertibles. Nuestro desafío es asumir los contextos que hacen daño a la educación superior y promover sus cambios. Es preciso hacerse cargo del conocimiento en su cualidad de rápido, acelerado, variable, en tanto que las aulas superiores tardan en efectuar los cambios, en consecuencia hay inadecuación entre demandas sociales y diseños institucionales. No le demos vueltas, somos testigos del nacimiento de una sociedad del conocimiento y de la información, se trata de pasar a ser protagonistas.
Las aulas superiores deben preparar a los ciudadanos para la democracia del ciberespacio: enseñanza “multimedial”, abierta, a distancia, asistida por computadora, programas educativos por Internet, “aula virtual”: nuevas modalidades de enseñanza. Re-definir nociones, re-visar el alcance de los espacios jurídicos, re-pensar la idea de la vida y re-novar la de la muerte, re-dialogar interdisciplinariamente, re-plantear espacios e interacciones virtuales, re-encontrar identidades individuales y colectivas, re-valorar el multiculturalismo, re-interpretar el pluralismo de las visiones del mundo, entre otras, son la agenda de asignaturas pendientes. Cambios de paradigmas son demanda de la nueva realidad social-virtual, son el eje de los cambios en el mundo.
Hegel en su texto “Fenomenología del Espíritu” nos enseñó analizar las ideas no como sustancias sino, precisamente, como espíritu; fue un intento bueno por resumir el pensamiento. Es necesario, en cumplimiento a esa enseñanza, re-visar las instancias que hoy producen conocimiento, escuelas, universidades, centros de investigación… atender con cualidad pedagógica su interacción compleja de recursos, procesos, estructuras, contextos, realidades, circunstancias,… acogidas al cambio. En sentido amplio es preciso entender la autonomía universitaria en una adecuada interpretación, considerarla como la ruta más idónea para ser independiente del poder, e incondicional para el dominio del conocimiento y sus impactos. México requiere aulas de educación superior inteligentes, administradas por principios de gestión del conocimiento y la cultura que permitan frenar lo que Virilio (1996) llama “golpe de Estado informacional”. Sí, se padece la información indiscriminada; sí, se atiende la pluralidad de opiniones; sí, se vive la transmisión indiscriminada de imágenes; sí, se descuidaron los valores; sí, se depredaron las virtudes,… pero también es cierto que la Universidad se ausentó de la sociedad. La Universidad debe forjar nuevas personas, profesionistas emergentes, construir un mundo mejor.