Andresito cuida tus amistades / Vale al Paraíso
Desde sus primeros años, doña Manuela Obrador le guió por la vereda tropical de los principios morales y los valores éticos. Insistió en los sabios consejos que una ejemplar madre le puede entregar a su hijo. Y reiteró la recomendación ofrecida a la hora de la comida presidida por don Andrés López, en aquella típica casa de Tepetitán, en Macuspana, Tabasco: “Andresito cuida tus amistades”.
Pero Andrés Manuel, siempre rebelde y obcecado, desoyó las orientadoras palabras de su ejemplar progenitora, cuyo árbol genealógico materno está plantado en Ampuero (Cantabria) España.
En su calidad de jefe de gobierno del entonces Distrito Federal se rodeó de una pléyade de amigos a los que no les lavó las manos ni les cortó las uñas, aunque eso sí, a éstos sus aptitudes histriónicas los llevaron al horario estelar de Televisa, para mostrar la miseria política, en la época dorada de la televisión mexicana.
Todavía se recuerda al honorable René Bejarano guardándose en las bolsas del pantalón y el saco, el portafolio, el calzón y los calcetines, los fajos de billetes entregados por el empresario argentino Carlos Ahumada.
El famoso Señor de las Ligas jamás reconocería culpa alguna. Pisó el reclusorio. Saldría exculpado. Y años más tarde vendría su tardío desahogo:
“Por AMLO me la comí todita”.
Otro egresado del Centro de Capacitación Artística del PRD, Gustavo Ponce, entonces secretario de Finanzas capitalino, prefirió filmar las escenas en las mesas de juego del lujoso Bellagio, en Las Vegas, al lado del bienamado Birgan, durante 17 viajes a la Ciudad de la Perdición, de 2002 a 2004.
Dos emblemáticos representantes de la izquierda idílica (ahora extinguida), Ramón Sosamontes y Carlos Imaz, también grabaron sus respectivos momentos de gloría en el foro televisivo instalado en las oficinas del grupo Quart, de Carlos Ahumada, para recibir las mochadas por las obras asignadas al constructor extranjero.
La reciente aparición en la pantalla chica estuvo a cargo de la célebre diputada veracruzana de MORENA, Eva Cadena, mejor conocida como La Recaudadora, por sus afanes para recibir las no muy benditas aportaciones para la causa del tabasqueño. Y a Ricardo Monreal Ávila le cubre la sombrilla de la sospecha y los señalamientos durante su gobierno en Zacatecas.
Pero además, en su de calidad titular de la Delegación Cuauhtémoc, otorgó cuantiosos contratos a amigos de su hija Catalina. Al 1 de octubre de 2015 habría asignado 14, para ser exacto, que importaron 266 millones de pesos, a empresas y personas de Zacatecas, acusa la Organización Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad; el funcionario negó el tráfico de influencia, obviamente.
Con el paso de los años, Andresito aceptó que eso de enderezar amigos con ramas torcidas es como pisar la Luna descalzo, y hoy está entregado a las tareas comerciales que el Tlacuache —en la canción de El Ropavejero de Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri—, le enseño en su niñez: compra cachivaches golpeados, botellas astilladas, zapatos usados, sombreros estropeados, pantalones remendados, muchachos malcriados, niños gritones y desechos partidistas, provenientes de los cuartos de tiliches del PAN, PRI, PVEM, PANAL y PRD, principalmente.
La reciente adquisición es la del tramposo Lino Korrodi, el artífice de los Amigos Fox, la peor marranada, histórica, en la triangulación de recursos monetarios y el financiamiento irregular de las campañas presidenciales en México, por la que fue multada la alianza del PAN-PVEM con 498 millones de pesos en la sesión del Consejo General del IFE, celebrada el 10 de octubre de 2003.
AMLO perdona a Korrodi. Pide comprensión ante los pasados horrores del empresario tamaulipeco. Lo remoja en las aguas del río Grijalva para purificarlo del pecado original. “Todos los seres humanos merecemos una segunda oportunidad”, sentencia el Presidente Legítimo, que solicitara licencia para contender por la reelección.
La cristiana decisión debieran considerarla los exgobernadores Javier Duarte (Veracruz) y Tomas Yarrington (Tamaulipas), siempre y cuando se unan a MORENA, para salvar la cárcel que los espera con las rejas abiertas.
En Aguascalientes, Aldo Ruiz Sánchez le ofrece a AMLO la escasa concurrencia, el desarticulado acto proselitista y la pobre cantidad de cascajo azul, rojo, verde, azul y turquesa, y unos cuantos kilos de chatarra lozanista, para firmar el Acuerdo de largo nombre.
El dirigente estatal de MORENA, títere del senador zacatecano David Monreal Ávila (califa del morenismo aguascalentense), casi se desmaya cuando AMLO le pide a la combativa Nora Ruvalcaba Gámez que le acompañe en el templete, en el lugar donde los políticos ven al pueblo como Dios a los conejos: chiquitos y orejones, para estampar el autógrafo en el Acuerdo.
El proceder del Tlacuache tabasqueño supone cierta precaución. Va adelante en las preferencias electorales, a decir de la mayoría de las encuestas. Quizás recuerde lo que el viento se llevó en 2000 y 2006. La historia amarga registra la ausencia de aquella última brazada para llegar a la orilla, por eso, ahora quiere asegurar los remos suficientes para alcanzar el triunfo, pero no le será posible aglutinando inútiles, corruptos, lastres políticos, puercos y cochinos, cerdos y marranos, y gorgojos frijoleros, redimidos todos por su perdón eterno.
Porque alguien debe de escribirlo: Frente a las cenizas del PRI Aguascalientes se reúne el selecto grupo de Dinos y Chavorrucos para limpiar las impurezas de sus derrotas. Son los mismos de siempre. La catarsis resulta tan improductiva como el riego a la parcela en estos lluviosos tiempos.
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