Ahorro energético en los hogares

Aguascalientes, Abril 05 (2022).- Desde que regresé a México, hace diecisiete años aproximadamente, he pasado por varias mudanzas, pasé de casas de alquiler pequeñas hasta llegar a una casa propia un poco más grande y cómoda. Conforme me fui haciendo de un patrimonio, fui notando como el recibo de la luz, monopolizado por la paraestatal CFE, tenía sus considerables alzas. Según sumaba activos al hogar, tales como horno de microondas, televisión, lavadora, entre otros, se incrementaba de forma escalonada el consumo energético y, por supuesto, el importe bimestral que me correspondía liquidar.

Los primeros tres años fue casi imperceptible puesto que casi no estaba en casa y era muy poca la demanda eléctrica que reportaba mi hogar. El primer alza considerable se reportó al cabo de poco más de un año en el primero de los dos hogares en que he estado al menos por cinco años. Recuerdo que tenía un medidor análogo, de esos que tienen las manecillas numéricas que corren a la inversa de los relojes. Me era prácticamente imposible determinar la lectura por mi cuenta, esperaba a que llegase el individuo que hacía lo propio para posteriormente recibir en mi domicilio una abultada cuenta de consumo.

Después me enteré de que había caído en el supuesto de alto consumo. Aquellas casas habitación que superan los 3000 kilowatt al año, o lo que es lo mismo, en seis bimestres. Así pasé de una tarifa 1, aquella que goza de una aportación gubernamental nada despreciable, a una carísima tarifa DAC.

Hice un conteo de mis bienes eléctricos, así como una estimación de consumo por día, por más detallado y completo, nomás no llegaba al mismo dato. No tenía cochera eléctrica, tampoco aire acondicionado, era una vivienda promedio en una colonia promedio solamente. Muchos de mis vecinos se encontraban en situación parecida, también experimentaban un asombro por los altos cobros en relación con el tiempo que pasaban en su casa y la limitada demanda energética.

Me mudé una última vez al cabo de cinco años. Desde entonces habito el mismo recinto. Allí fue todavía más rápido el cambio de tarifa 1 a la de alto consumo. No excedió de los seis meses. Acepto tener cochera eléctrica pero nada adicional a eso con respecto a la última morada. ¿Tal vez será la zona?

En esta ocasión me fui informando con el paso del tiempo de las alternativas ecológicas, amigables con el medio ambiente para aprovechar lo que Dios nos regala cada día, un sol radiante e incandescente. Solicité tres propuestas de implementación de paneles fotovoltáicos, conversión directa de energía luminosa en energía eléctrica. El estudio arrojó que, de acuerdo al histórico de consumo, requerían ser implantados al menos 6 o 7 pequeñas piezas de 25 kilogramos. Hace un año y medio el costo unitario rondaba los 15 mil pesos, a pesar de la paridad peso – dólar era menor a la de hoy. En estos días el costo oscila entre los 7 y 8 mil pesos por unidad. Nada mal para una inversión recuperable en no más de tres años o 18 bimestres.

Comparto dicha experiencia probada para el beneficio de los demás. Espero hacer lo propio con los paneles de gas. Una tecnología menos nueva pero que funciona de forma similar, basada en el principio del aprovechamiento solar. Eso sí, con un costo de implementación de un 10% aproximadamente con respecto a los fotovoltáicos.

En un futuro no muy lejano serán las energías limpias y renovables las que imperen en nuestras vidas, las que nos hagan la vida eficiente, en la que convivamos sacando el máximo provecho de los recursos naturales sin ocasionar mayor perjuicio a la madre tierra, la casa de todos.