A Dios rogando y con el mazo dando/Vale al Paraíso
Mario Granados Roldán.-Hace dos semanas escribí que en primera instancia, la elección federal del Distrito I fue anulada por los magistrados de la Sala Regional porque el candidato del PRI se trasladó a votar en el autobús oficial que usa el gobernador de Aguascalientes, violentando los principios de “neutralidad y de equidad” contemplados en la legislación.
He hice algunas preguntas: ¿De quién fue la infeliz idea? ¿Quién autorizó semejante barbaridad? ¿Por qué al abogado Zamarripa Delgado y demás acompañantes en el Progrebus (algunos con relucientes diplomas de jurisconsultos), se pasaron por el arco del triunfo el respeto a la ley? Goyito debió rechazar la invitación a morder la manzana envenenada, ¿qué le impidió tomar tan inteligente decisión?.
Cuatro días después, el domingo 10, día de guardar para los católicos, pero no para políticas y políticos, Lorena Martínez respondió en entrevista de prensa a los cuestionamientos: “En primer lugar, hubo un descuido jurídico del PRI; hay que empezar por reconocer ese hecho, es una responsabilidad del encargado jurídico del partido poner las advertencias legales que se necesiten, no solo al gobernador, sino a los candidatos y a todos los que participamos en esa circunstancia. No todos somos especialistas en el derecho electoral, pero sí hay un área especializada que tendría la obligación de haber advertido cualquier riesgo que se hubiese corrido. Creo que ese hecho no incidió en el resultado electoral; sin embargo, la Constitución es muy clara, y todos los ciudadanos y partidos estamos obligados a acatar la ley”.
Más adelante demandó una urgente “sacudida” al PRI Aguascalientes. El cambió de la inepta dirigencia estatal. Y “un proceso abierto para que los priistas pudieran votar abiertamente por su candidato o candidata al gobierno”. Así pues, propone el enfrentamiento de ella con el senador Miguel Romo Medina en las democráticas urnas tricolores, sabedora de su apabullante triunfo.
Las venas del alargado dedo flamígero de la titular de la Profeco están inflamadas por la preocupación, el apuro, la ocupación, la triste e irremediable realidad del tricolor y el desastroso trabajo político de Francisco Guel Saldivar, Lourdes Dávila Castañeda y Juan Manuel Gómez Morales.
La exalcaldesa ve un PRI Aguascalientes humillado en las diversas elecciones celebradas durante el sexenio lozanista, que no ha sabido procesar correctamente este tema, fundamental para la obtención de victorias y la cómoda gobernabilidad del partido oficial.
En 2010, al recuperar la gubernatura, retener la alcaldía de la capital y la mayoría en el Congreso del Estado, el PRI liderado por Isidoro Armendáriz García lucía como un potente Ferrari, pero a partir de 2012 el emblemático bólido rojo quedó reducido a una golpeada carcacha al perder la mayoría en diputaciones federales, senadurías, alcaldías (incluida la de Aguascalientes) y en el Congreso del Estado.
De 2012 a 2015 los panistas golpearon el motor. Destrozaron el chasis. Poncharon las llantas. Estrellaron los vidrios. Y perforaron el tanque de la gasolina, con la complacencia de los fracasados Paco Guel Saldivar y J. Guadalupe Ortega Valdivia. A este último la abogada Martínez Rodríguez culpó públicamente de las debacles electorales durante su reinado, pero ahí siguió para fortuna del PAN.
Por su parte, el columnista Matías Lozano da la cara por los sentenciados, asumiendo que la mejor defensa son las cornadas, como buen taurino: “Pues resulta que Lorena Martínez, en su papel de ‘mala vecina’ vino, sembró cizaña en el trigal del PRI y se fue a seguir cerrando negocios….
“Sin embargo, en realidad sus declaraciones fueron anodinas, como las nubes que en los días recientes se dejaron ver sobre Aguascalientes, que levantaron algo de polvo y se fueron a descargar a otra parte. Eso sí, el polvo les entró a los ojos a uno que otro actor político, pero no pasó de ahí…
“Quizá los que más se habrán sentido heridos en su amor propio sean los integrantes del equipo jurídico de la Secretaría de Acción Electoral —que encabeza Carlos Ávila González— del Comité Directivo Estatal del PRI, contra quienes enfocó Lorena sus baterías, aunque con tan mala suerte, que los obuses se dieron la vuelta y se fueron sobre su humanidad, como los bumerang…
“¿Por qué? Mire usted: Lorena Martínez pidió las cabezas (y no precisamente para pozole) de los asesores jurídicos del PRI, por no advertir en su momento a nadie sobre las consecuencias que traería el viaje en el autobús…
“Pero es una crítica muy ‘chistosa’, si se me permite el uso del término, la que hace la aspirante a la gubernatura, pues ella también iba en el autobús, y si ella sí sabía de los presuntos riesgos, pues debió hacer lo que no hicieron los abogados…”.
Y saca su propio conclusión: “La lectura que los políticos le dan es que Lorena sufre el síndrome del 2010 y teme que se repitan los resultados; para que gané Lorena la externa, debe tener control sobre el partido, de otra manera, no tendría posibilidad real, con todo y supuestos acuerdos con panistas, naranjas, petistas, rebeldes y lo que se encuentre, con tal de allanar su camino, en todos los municipios… Cortando por Lozano, 11/08/2015).
Se desconocen las razones del Señor de las Tijeras para omitir, en la cita periodística, a la reconocida abogada María de los Ángeles La China Aguilera y al jurisconsulto (senador) Miguel Romo Medina, también integrantes de la caravana Progrebus, quienes también debieron advertir la violación a la norma jurídica, porque hasta donde mi epidérmico saber permite, los bienes públicos no deben utilizarse en las campañas, pero además, el día de la elección el funcionario de alcurnia está impedido para usar el coche prestado por el gobierno; es más, en algunos casos, el cuidadoso ente administrativo remite un oficio para refrescar la prohibición, aunque los miles de años de experiencia acumulados en el colectivo tricolor que se paseo en el Prigrebus, bien pudieron comentarlo al usufructuario del camión, para evitarle el penoso víacrusis a Goyito Zamarripa.
Porque alguien debe de escribirlo: La nata priista de Aguascalientes está tan segura de ganar la elección para gobernador en el 2016, que derrocha tiempo, esfuerzo y energía en una lucha fraticida (Guel contra Guel), donde la sangre salpica presente y futuro de esa formación política. Para solaz esparcimiento del PAN, los titiriteros sueltan a sus esbirros.
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