Fondo de emergencia / Analogía
La definición simple del término utilizado en las finanzas personales como “Fondo de emergencia” es: todo recurso disponible que la persona posee para hacer frente a imprevistos que le permita salir avante sin la necesidad de recursos de terceros.
Como su nombre lo indica, es un dinero que se tiene en un fondo a la vista, ya sea una cuenta de ahorro, en efectivo dentro de la caja fuerte o debajo del colchón. Se trata de contar con una suma considerable de recursos económicos que se encuentran listos para ser utilizados ante cualquier eventualidad no contemplada, pero que estadísticamente puede suceder.
Como la mayoría de las personas, aprendí la importancia de tener ese guardado a las malas. Vivía por inercia con la estreches de mi sueldo y era en base a este que adapté mi forma de vida. Por ello no poseía de ningún recurso extraordinario. Llegó el día en que me despidieron del trabajo, en lo que buscaba qué hacer, tuve que ir tirando hasta que seis meses más tarde me quedé literalmente sin nada. Como mis gastos eran solventados únicamente de mi salario, como no había previsto que algún día podía perder lo único de lo que disponía, mi activo: el trabajo, fue que me las vi negras. Fue entonces que aprendí la lección de separar un porcentaje de cada ingreso que pasara por mis manos.
Hay quienes recomiendan que el fondo de emergencia se componga de entre tres y seis meses de los gastos mensuales recurrentes. La verdad es que no hay un número universal, varía de persona a persona y de circunstancia en circunstancia. Debido a que no es previsible saber lo que va a pasar, tampoco sabremos lo que vamos a necesitar para salir del bache. Hay algunas consideraciones que sí se puede estimar, por ejemplo, si te quedas sin trabajo, ¿cuánto tiempo te tomará conseguir otro? Si se daña el refrigerador y no tiene compostura, ¿cuánto necesitas para reemplazarlo? Si el coche necesita una reparación mayor, ¿con cuánto crees que salga del taller? Si no tienes seguro de gastos médicos y se presenta una enfermedad en algún miembro de la familia, ¿qué presupuesto será necesario para hacerle frente?
En los tiempos que corren, en que la pandemia se rehusa a desaparecer de nuestro día a día, en los que la actividad económica se ralentizó, que muchas personas disminuyeron o cesaron su actividad laboral, en que las hospitalizaciones están a su máxima capacidad, es un buen ejemplo para concluir que las cosas imprevistas se presentan de un momento a otro y sin avisar. Que es mejor estar preparado y no ser necesario, que no estarlo y serlo. Hoy más que nunca se pone a prueba quién es quién en la previsión, en la preparación para salir adelante ante lo que no está en nuestras manos, pero sí que nos afecta.
Recuerdo como si fuera ayer el día en que me despidieron. Mi mujer, como buena administradora del hogar que es, se dispuso a estirar los pocos víveres que adquirimos en los meses siguientes. Hacía rendir el arroz, la pasta y el frijol a tal grado que casi no notamos las carencias en casa. Por mi parte, busqué labores eventuales que me permitieran compensar la pérdida abrupta de ingresos. Cada quien hizo lo suyo para palear las inclemencias del chubasco que se nos vino encima. Actuamos como lo que somos, una familia, un equipo, solo así es que se llevan las cosas mejor, al final del día, lo que pasa a un integrante, lo sufren todos los demás.
Se dice que cuando veas las barbas del vecino caer, debes poner las tuyas a remojar. En alusión a este adagio popular, te aseguro que va a llover, que tarde o temprano vas a verte en la necesidad de echar mano de ese guardado para reparar algún imprevisto. Por ello, desde ya, con independencia de tu edad, de tu situación laboral, date a la tarea de ir construyendo ese fondo, comienza hoy mismo.
Te paso un tip que a mi me ha funcionado. Cuando mi familia y yo planeamos un viaje, ya que estamos de acuerdo en el destino, entonces adaptamos un bote como alcancía; le hacemos una ranura en la parte superior para meter ahí las monedas y billetes que cada uno va reuniendo al pasar el tiempo. Rotulamos alrededor del mismo con la razón del ahorro, por ejemplo, “playa 2021”. La alcancía está a la vista de todos, eso nos recuerda del propósito que hicimos y de la recompensa que nos espera a todos por los esfuerzos realizados. De la misma forma, construye esa alcancía de “fondo de emergencia”, titúlala como te guste, el chiste es que cumpla con la función de apagar los fuegos ante el incendio. “Rómpase en caso de emergencias”.
Eso sí, no caigas en la tentación antes de tiempo y a las primeras de cambio. No todo es emergencia y hay cosas que pueden esperar. Cambiar de computadora o celular porque ya estás una o dos generaciones detrás, solo por placer y no por necesidad, no es una emergencia. Comprar un par de lentes de sol o de zapatos teniendo varios más de repuesto, no es una emergencia. Ir al restaurante de reciente apertura o al antro de moda, no es una emergencia. Entiéndase que que llamamos emergencia a todo aquel imprevisto que nos requiera de un gasto extraordinario, no contemplado en el presupuesto recurrente. Algo que no puede esperar y necesita atención inmediata para ser resuelto.
Es importante señalar que, echar mano de familiares, amigos o créditos al consumo o personales, no es la manera de salir de un imprevisto. Aquí hablamos de hacerle frente con recursos propios y no de terceros. Hablamos de estar preparados para la lluvia con paraguas personal. Aunque es de agradecer la buena voluntad de los demás, no siempre estarán ahí para nosotros, no es su problema, es nuestro. Por su parte, los créditos personales o al consumo, suelen ser muy caros y no hay garantía de devolución por nuestra parte, por lo que, incurrir en ellos podría resultar no una solución sino un incremento potencial del problema.
Es posible, construir un fondo de emergencia sí se puede. Requiere de hábito, de constancia, de motivación, de convicción, de autocontrol, pero es alcanzable con independencia de tus ingresos, tu edad o demás variables. Te animo a que inicies hoy. A que separes desde ya ese pequeño recurso que te ayudará a salir de apuros futuros. Tu yo del mañana te lo va a agradecer.
La opinión de César Omar Ramírez de León: Empresario, Consultor en Finanzas Personales e Inversionista en el Mercado de Capitales.