Modificar la realidad en clave democrática / Ruelas
Padecemos una serie de acontecimientos que van desde la pandemia hasta el juego de las posiciones de grupos violentos, amotinamientos, crimen en la vida compartida, atentados policiacos. No es de risa, ni es menor. Se juega con fuego en la realidad. Estos acontecimientos son escenografías de los discursos y de las interpretaciones; el imperio de la “doxa”, afición desmedida de los políticos al escándalo, a la comedia, al espectáculo, al narcicismo… Hemos dejado de atender el pensamiento, pensar es un acto único y de humanos, se piensa cuando hay preocupación y se está en el interés, no por capacidad, no por condición humana, se tiene estas y otras características pero como dice Heidegger “se piensa en el interés de lo preocupante…”
El pensamiento político tiene sus polígonos en una cartografía amplia y rica. La acción política se hace vía políticas públicas que se acogen a la realidad mediante deducciones e inducciones del contexto, en efecto, se piensa lo que está en el interés de las preocupaciones. Tiene un sitio simple y natural, se opina de lo que se padece, conoce, observa por vía de la interpretación cada sujeto opinante. El político tiene la obligación profesional de ser coherente y lúcido, lo que profesa, lo que se compromete ante los Otros, entonces las interpretaciones inician como supuestos, su juego. Los conflictos viven permanentemente, no se acaban, se resuelven temporalmente, el conflicto es latente, los acuerdos permiten avanzar en la construcción de la vida social. Contrastar los supuestos, es el formato de lo preocupante, del interés de atender las soluciones a los problemas sociales. Pensar es asumir el compromiso, hacerse cargo de lo dicho en condiciones colaborativas y de interlocución válida. Empero, las voces se alzan, provocan ruidos, entropías, que deben ser atendidas desde la ciencia, ordenar datos, respuestas, predicados, enunciados, para determinar los extremos que juntan y aportan soluciones que apoyen al conjunto de minorías que integran la realidad social. La política es una ciencia multidisciplinaria que se apoya en todas las sabidurías, el Otro se ve beneficiado, la política impulsa construir, inventar, diseñar, modificar la realidad en clave democrática, crea una realidad consensada.
La inseguridad, la falta de conocimiento, de cultura, el déficit dialéctico de la historia, los chistoretes, provocan desastre político y ocurrencias. La cartografía es un andamiaje sencillo, en la parte esencial está la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de ahí se derivan sus leyes reglamentarias, y para darle cuerpo a la comunicación administrativa, política, social…, el discurso estatutario tiene sus datos ordenados para las decisiones. Los fanatismos, los prejuicios, las falsedades, las chocarrerías, son formas políticas degradadas y perversas. “Ser en el mundo” es ser parte de él, construir la vida auténtica por vía de la política auténtica, todo está cambiando, por ello la política adecua realidades y manifiesta la necesidad en programas, políticas públicas, proyectos, para que se atienda lo necesario. Pero como dice el poeta, “el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza” es la mejor muestra didáctica del rostro del político.
La realidad es, no le demos vuelta, se padece, se manifiesta en todos los órdenes de la vida personal y colectiva, es compleja, en efecto, pues se trata por un lado de interpretar lo que ES y, por otro, solucionar los problemas de la vida colectiva. La pedagogía del qué, el cómo, para qué, con qué… deberán perder sus dogmas, sus ideologías, se gobierna para el pueblo, no para cosmovisiones ideológicas que desfiguran la realidad. La realidad pierde su sentido ontológico, en definitiva no ES, si primero no se le interpreta, se le imagina, se le crea, se le perfecciona, se superan los límites, se le define y se la adecua a las necesidades populares. De lo contrario la política se convierte en una simulación, una ilusión, una falacia desproporcionada que cada mañana regaña, envilece, ofende, basurea… a todos y de todo.
El mérito político son los alcances y satisfacciones colectivas, el cumplimiento de los planes de gobierno, la creación de valor público que transite a virtudes, la coherencia entre lo ideal y lo necesario, en el matrimonio pensar-hacer. Lo padecemos, lo vivimos, la pandemia, las desgracias naturales, los conflictos que empujan las voces políticas desde la confusión confrontan el futuro con las crisis, la crisis es el rostro de las malas acciones, las malas prácticas de los políticos. La pluralidad de voces sin sentido, sin identidad crea un mar confuso, opiniones que asfixian, que muestran posverdades nada convincentes e imperativas, discursos incoherentes, safios, mal intencionados, manipuladores, solo especulaciones.
Soluciones adecuadas y dignas unen pensamiento y transformación de la realidad social. Pensar: la naturaleza, las instituciones, las personas, la segunda es obra de voluntad y talento, igual que las personas; un talento que transforma la realidad.