Los abogados: nuevos horizontes
Con el avance de las tecnologías, que día a día producen innovaciones tendientes a cambios bruscos, por un lado, en las formas como se trabaja actualmente, y por otro, a generar nuevos mercados, donde los clientes comienzan a utilizar productos o servicios que antes no se utilizaban.
Así, con respecto a los servicios legales –mi abuela, afirmaba: “a los hospitales y a los juzgados, siempre cae uno al menos una vez en la vida”-, surge la siguiente pregunta, ¿cómo afecta el trabajo de los abogados el uso de las tecnologías?, sobre todo, por ser una las profesiones –antes entraban en la clasificación de liberales- más estáticas,
formales y ceremoniosas.
Los futurólogos, nos han estado advirtiendo de la desaparición de varias profesiones, entre ellas, los taxistas, contadores, médicos, abogados, y un largo etcétera, y sobrevivirán aquellas nuevas carreras que se vuelvan multidisciplinarias en las que se incluyan capacidades tecnológicas, habilidades de razonamiento crítico, resolución de
problemas, trato personal, y sobre todo que incluyan actualización de por vida.
El gremio de los abogados, al igual que otras profesiones –en otra oportunidad nos ocuparemos de ellas-, tendremos que reinventarnos frente a las nuevas realidades a menos que nos quedemos fuera del juego, los que saben de estas cosas, nos dicen, que los abogados que han aceptado su visión frente a los nuevos horizontes han pasado por cuatro etapas: La primera es una tontería sin sentido; la segunda es un punto de vista interesante pero radical; la tercera es verdad pero poco importante y la cuarta, siempre lo dije.
En estos tiempos tan agitados,…tan revolucionados ¿cómo sobrevivir?. Toca preguntarse, ¿qué están pidiendo los clientes?, recordemos que, cuando una persona tiene la necesidad de consultar o contratar un abogado, ya tiene acceso a información acerca de su caso, no sólo hablando con otros abogados, sino a través de la internet, y esto se vuelve la tormenta perfecta, para no solicitar los servicios legales, de ahí que, lo primero que se debe de cambiar es de estrategia de trabajo, el despacho tradicional, difícilmente va a sobrevivir, sino cambia a un modelo colaborativo, donde escuche al cliente y se coloque en el lugar del cliente, en vender soluciones a precio accesibles.
Curiosamente, con los avances tecnológicos, la calidad técnica está igualándose, de allí que, los operadores jurídicos, tienen que ser excelente técnicamente, con habilidades y competencias sociales, facilidad a la capacidad de adaptarse a sus clientes, una relación de confianza que les permita ver los intereses de los clientes, incluso cuando
las pasiones o las confusiones de éstos nublen la capacidad de ver cuáles son sus propios intereses. Como podemos ver, la sobrevivencia vendrá en la medida en que seamos capaces de aportar valor a las soluciones que los clientes requieren a sus conflictos y necesidades de servicios legales.