Nuestra Patria
“Vivir sin patria, es lo mismo que vivir sin honor”.
El presente texto expresa un sentido contrario a un análisis o una opinión como comúnmente lo expresa un servidor, en esta ocasión quiero manifestar algunos sentires de nuestra patria, nuestro México es tierra de gigantes, lugar de bendición para la naturaleza, inspiración de poetas y niños, tierra de gente trabajadora, de gente luchona, que encara al destino con la mirada puesta en el sol de oriente, México es un lugar sagrado en el jardín de la madre tierra, hogar del recuerdo y delicias culinarias, extensión de posibilidades y diversidades, lugar donde descansan titanes como el Popocatépetl y el Iztlacihuatl.
Lugar que vio nacer a hombres de honor como Hidalgo, Juárez, Zapata, Zaragoza, Morelos, Madero, Carranza, Vasconcelos, lugar que vio crecer a Gómez Morín, a Alfonso García y a muchos y muchas personas que ya guardan su nombre en los libros de historia y también de héroes anónimos que han dado honor y valía a lo que hoy llamamos patria.
“Bandera preciosa en su noche sangrienta, nuestra patria resplandece a lo lejos e ilumina su entorno, nosotros en ella trascendemos en la existencia y en la eternidad de su tierra”.
Nuestra patria es tan grande que por más de 5 siglos ha sufrido invasiones, saqueos, cambios de creencias, guerras, enemigos que han profanado la tierra, desorden interno, despojo de riquezas naturales, también ha sufrido el arrebato de sus primeros hijos, la usurpación de la paz, reyes, “dictadores”, cuanto enemigos extranjeros se ha presentado, cuanto enemigo interno ha nacido, desastres naturales, corrupción, también ha sufrido pobreza y levantamientos de armas, pérdida de identidad, matanzas, devaluaciones, democracia fallida, desapariciones, violencia, mucha violencia, narcotráfico y demás horrores que son emanados de la parte más oscura del ser humano, pero nuestra patria es tan grande que aún sigue de pie, existe y está presente.
Nuestra patria es mucho más que el presente que nos otorga, poco entendemos de lo que esta tierra le ha dado a nuestro espíritu, la construcción de los sueños colectivos e individuales de los mexicanos están plasmados en la escritura de nuestra patria, sin importar la sangre derramada, dejando a un lado las mentiras de aquellos que atentan contra nuestra soberanía, nuestra patria nos habla, nos escucha sufrir en lamentos de olvido de una sociedad que está en el mejor momento para devolverle el honor y otorgar esperanza.
“El amor a mi patria lo he puesto sobre todos los amores y tú debes convencerte de que para vivir con honor, es menester que el sol de la libertad brille en nuestras frentes”.
El decurso del tiempo dejará lisonjas y loas en el sol de septentrión, el recuerdo dará testimonio de las acciones de los hombres y las mujeres que nuevamente lucharon por la grandeza de su tierra, de la esperanza de sus hijos, de la bendición de su himno, el recuerdo también dará cátedra del sacrificio de aquellos que creyeron que en esta vida solo se trasciende por el ideal y que también solo se debe morir por él.
Poco importará el futuro si no hemos aprendido del pasado, condenaríamos eternamente el presente si seguimos peleando entre nosotros, como si no fuera suficiente el dolor que nos expresa la mirada de aquellos desposeídos que antes de creer en una patria, creen en la posibilidad de volver a comer, de nada servirán los triunfos individuales si en lo colectivo aun carecemos de fraternidad, de que sirve cantar el himno si no lo sentimos.
Nuestra patria es la bendición que debemos de tomar con los brazos abiertos, es la herencia de nuestra existencia, es el carácter que será destino.
El camino está trazado con obstáculos, con dolores y temores, también con la carencia de tratar de creer de nuevo, en lo que todos critican y se mofan con un auténtico sentido del humor que nos caracteriza, ningún ser humano debe de reírse del honor perdido y todo ser humano debe sentir y vivir su patria.
En este mes donde se levantan las copas y se grita con enjundia y en algún momento sentimos un orgullo patrio, es tiempo de reflexionar, es tiempo de ver nuestras raíces y volver a trabajar la tierra que nos vio nacer, tierra a la que algún día volveremos y que tendremos la posibilidad de que nos entierren con vergüenza o con honor, no hay medias tintas, será el momento en donde descubramos si nuestra existencia fue orgullo o tragedia para nuestra patria.
Sin importar como sea, nuestra patria, ahí estará para recibirnos.