El lozanismo le gana la partida al lorenismo, otra vez
La despedida del ser querido es tan diversa como el planeta multicolor de los vivos. Al fin adicto al tabaco rubio, me cautiva el ritual impuesto por algunos aborígenes del norte de Australia, que fuman para ahuyentar a su espíritu. Me parece interesante la propuesta de Ghana, donde las personas pueden ser enterradas en Ataúdes Fantasías para reflejar la profesión, oficio, afición, o la vergüenza a perpetuidad del muertito dedicado a la actividad pública, como es el caso de los gobernantes ladrones, que bien pudieran ser guardados en una lujosa caja en forma de bote para la basura, a fin de rendirles pleitesía a esas ratas de cuatro patas acostumbradas a vivir placenteramente con el dinero ajeno.
Inicialmente había contemplado la posibilidad de que una parte mis cenizas fueran trasladas a Quito, Ecuador, para ser depositadas en un moderno edificio del Memorial Necrópolis, que más bien parece exclusivo hotel Gran Turismo, donde lo destacable es un sofisticado sistema de video por Internet, las 24 horas del día, para que familiares y amigos puedan observarme en la urna ecológica, sientan mis cercanos afectos y platiquen los chismes públicos, privados e íntimos de la aldea.
Así mismo, consideré que la otra parte de mis restos convertidos en polvo fueran entregados a la directiva del Cruz Azul en una urna azul y blanca, adornada en la tapa con el escudo de la «Maquina Cementera», al lado del infaltable Cristo, con el propósito de ser exhibida en el lugar de honor del club, como lo es, la vitrina que guarda los viejos trofeos obtenidos en los torneos de liga y demás competiciones, para ver de cerca la última alhaja negada durante mi madura vida terrenal; dejarlos en casa parece un peligro para mi humanidad, porque no vaya a ser el diablo que un día la felicidad de hogar (empleada doméstica) se enoje con mis deudos y yo termine en le suelo, sin deberla ni temerla.
Pero el martes 25 de octubre, a las 05:45 antes meridiano, mi proyecto de vida en la parcela de la gloria eterna se vio frustrado al enterarme en el portal de las Últimas Noticias (ACI) de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que el Vaticano ha presentado un documento acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación, elaborado por la Congregación presidida por el cardenal Gerhard Müller.
“Con estas nuevas normas incluidas en la instrucción titulada Ad resurgendum cum Christo, se prohíbe algunas prácticas ampliamente difundidas en la actualidad entre los católicos, como la conservación de las cenizas en el hogar, esparcir las cenizas del difunto en el mar o usarlas para confeccionar recuerdos”; por ejemplo, en 2006, Grupo Gayosso, la empresa número uno en servicios funerarios en el país, y Algordanza, compañía suiza consagrada a la fabricación de diamantes, decidieron formar una alianza estratégica para transformar las cenizas de los difuntos en piedras de altísimo valor estimativo y comercial, que podría mostrase en la placa de oro, montarse en el reluciente anillo, colgarse en vistoso dije, o conservarse en la mexicanísima cajita de Olinalá.
El costo de la “diamantización”, como se conoce a este proceso, oscilaba entonces entre 5 mil y 16 mil dólares, dependiendo del tamaño, corte y calidad del diamante que varía entre 0.3 y 1 kilate. En mi caso, los expertos consideraban, por la calidad de la percha, que el precio de la fabricación puede triplicarse. La publicidad anunciaba que México sería el primer país del continente americano en contar con este servicio.
De acuerdo a los datos del INEGI, cada año, en promedio, fallecen 565 mil personas en México, y el mercado funerario en el país tiene un valor anual estimado de 8 mil 475 millones de pesos.
Por su parte, las cremaciones en el municipio de Aguascalientes se han incrementado el 29.93 por ciento durante el período 2000-2015, informó la Secretaría de Servicios Públicos, al noticioso digital «Al Chile Aguascalientes», la semana reciente.
“Polvo eres y en polvo te convertirás”, recuerda cada miércoles de ceniza el sacerdote en el templo.
Porque alguien debe de escribirlo: Tal como se lo anticipé el miércoles 10 de agosto, Arnoldo Gómez Hernández Palomino, Gustavo Martínez Romero, Luis Ricardo Martínez Castañeda, Carmen Lucía Franco Ruiz Esparza y Osiel Guerrero, formarán parte muy destacada del gabinete de futuro gobernador Martín Orozco Sandoval.
Hoy agrego al capitán Héctor Benítez, como secretario de Seguridad Pública estatal; a Arturo González Estrada en el ISSSSPEA; y al regidor Ernesto Jiménez Colombo, ocupando la titularidad del Instituto de Educación para Jóvenes y Adultos (Inepja).
Muy buena adquisición harán los diputados el Congreso del Estado al elegir como su secretario general a Aquiles Romero González, que lo mismo trabaja para gobiernos priistas que para administraciones panistas; la calidad profesional de este experimentado funcionario en las tareas legislativas trasciende. Le da vigencia a la globalización del servicio público, donde al ciudadano no le importa el color del gato, sino que atrape ratones.
Nunca está por demás recordar la máxima terrenal, a propósito de los nombres mencionados: Lo único seguro en este planeta es la muerte.
Coda: El lozanismo le propina otro revés lorenismo, integrado por la beligerancia y el radicalismo de Roberto Padilla Márquez y su esposa Citlalli Rodríguez, al quedarse con la coordinación del mini Grupo Parlamentario del PRI en el Congreso del Estado, en la persona del diputado Sergio Javier Reynoso Talamantes.
Rayando el muro del vecindario: A Norma Esparza Herrera le brota la desbordada esperanza, al escribir en su pared una frase tan novedosa como la expresada por el «Gansito» Marinela y su “Recuérdame”.
El mensaje de 16 palabras de la presidenta del PRI estatal —digno de usarse en la mejor terapia—, la hace una espléndida candidata para escribir laureados libros motivacionales a las apaleadas huestes tricolores: “En el deporte como en la política, las victorias y las derrotas, no son para siempre”.
Si la interpretación del mensaje es correcta, esto quiere decir que para Esparza Herrera, el PRI tardará 108 años para volver a ganar en Aguascalientes, siguiendo el penoso ejemplo de los Cachorros de Chicago.
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