El PRI, la impugnación a Martín Orozco y el enojo del INE
Entraron por lana y salieron rapados.
La semana reciente el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) desechó la queja del PRI y sus pulguitas, contra del panista Martín Orozco Sandoval, candidato a gobernador, por el presunto rebase del tope de gastos de campaña, perfiló sanciones al Partido Revolucionario Institucional (PRI), y señaló con el dedo flamígero al corredor público por presentar información “inverosímil” como pruebas en el recurso en comento.
Me queda claro que los políticos no leen, ni siquiera, las calificaciones de sus hijos, pero si en el mundo mundial hubiera algún priista que rompiera la regla con la dorada excepción, se le caería el avergonzado rostro a pedacitos, después revisar las 74 hojas de Proyecto de Resolución del Consejo General del INE en relación expediente INE/Q-COF- UTF/88/2016/AGS.
En las pruebas ofrecidas y aportadas por el licenciado Alejandro Muñoz García, representante suplente del Partido Revolucionario Institucional ante el Consejo General de ese Instituto, aparece “la documental consistente en Análisis de Valor de Mercado de las Contraprestaciones pagadas por los bienes y servicios, relativo a la propaganda objeto de la presente queja, documento de fecha 11 de junio de 2016, expedido por el corredor público No.65 del D.F., Alfredo Trujillo Betanzos, actuando en su carácter de perito valuador facultado por la Ley de Correduría Pública y el Reglamento de la Ley Federal de Correduría Pública, el cual contiene carpetas de las pruebas que forman parte del análisis de mercado”.
El Proyecto Resolutivo deja ver en sus conclusiones el agravio de que fueron objeto los consejeros del INE:
De la sola lectura cuidadosa del escrito esta autoridad advierte que la información proporcionada por el quejoso no es veraz pues refiere hechos que resulten falsos o inexistentes y no se presenten las pruebas mínimas para acreditar su veracidad, en consecuencia, no cuenta con los elementos suficientes para determinar si los conceptos denunciados se encuentran reportados o no por los denunciados, lo que deviene en una actitud trivial que afecta el estado de derecho y resulta grave para los intereses de otros institutos políticos y la ciudadanía, por la incertidumbre que genera la promoción de una queja con información dolosamente inverosímil, pues los casos poco serios restan tiempo y esfuerzo a quienes intervienen en ellos, y pueden distraer la atención respectiva de los asuntos que realmente son de trascendencia para los intereses del país o de una entidad federativa, e inclusive la propia Autoridad se ve afectado con el uso y desgaste de elementos humanos y materiales en cuestiones que son evidentemente frívolas.
En esa tesitura se advierte que el quejoso intentó sorprender a esta autoridad, proporcionando información inverosímil, pretendiendo que se cuantificarán al denunciado gastos dobles o bien inexistentes, lo que devino en un gasto de recursos humanos y materiales de la autoridad, distrayendo la atención de los casos serios que esta autoridad en el ámbito de sus atribuciones debe conocer, actualizándose por ende la hipótesis prevista en el artículo 440, numeral 1, inciso e), así como en los incisos d) y e) del artículo 447 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Es decir, para ponerlo en cristiano: En el PRI Aguascalientes, Alberto Solís Farias y demás becerros doctorados en la ciencia jurídica —incluido el consultor lorenista Jean Paul Huber-Olea y Contró, Miura del litigio nacional e internacional, dicen—, forman la manada de la trampa, del engaño, de la trivialización del proceso electoral, que quita el tiempo al INE y dilapida el recurso asignado al Instituto para resolver asuntos serios y mayores, no banalidades y menudencias de pollo.
La molestia, el enojo y la irritación, más que evidente de los consejeros del INE, alcanzó para votar a favor la orden de:
Dar seguimiento al marco de revisión del informe anual correspondiente al ejercicio 2016 del Partido Revolucionario Institucional, a efecto de verificar el registro de gastos por concepto pago de Honorarios del Corredor Público número 65 de la Plaza del Distrito Federal (ahora Ciudad de México).
Quizá en una primera lectura, a vuelo de pájaro, no se encontró, o no se reportó, en los gastos del PRI, la paga a Alfredo Trujillo Betanzos, quien además será balconeado, revisado, pasado a la báscula, según uno de los resolutivos aprobados por los consejeros del INE:
Se da vista a la Secretaría de Economía en virtud de las inconsistencias advertidas del documento certificado por el Corredor Público 65 de la Plaza del Distrito Federal para los efectos conducentes.
Entraron por lana y salieron rapados, aunque los quejosos tienen el derecho de apelar la resolución aprobada por los consejeros del Instituto, que se sintieron burlados por el tricolor.
Con esas eminencias” políticas, jurisconsultos aldeanos y prototipos de la simulación profesional, es casi imposible que la Sala Superior del Trife falle a favor del PRI y sus monaguillos. Éstos se quedarán esperando una nueva elección para gobernador; tratar de sorprender a la autoridad electoral fue la peor estrategia seleccionada.
Porque alguien debe de escribirlo: El Necaxa, del empresario Ernesto Tinajero Flores, va por la revancha, pero en los bolsillos de los aficionados, al aumentarles a los dueños de palcos el 300 por ciento a la cuota de renovación y mantenimiento.
Los palco-habientes echan rayos. A puntos están de lanzar al aire el “¡Eeeeeehhh, p…!”, pero no al portero rival, sino al señor Tinajero Flores y directivos de los Hidrosayos, que dieron un deprimente espectáculo durante el partido de ayer, en el juego inaugural escenificado en el estadio (sin)Victoria, contra la destartalada máquina del Cruz Azul.
Rayando el muro del vecindario: El pasado 24 de mayo, David Pérez Calleja escribió en su pared social que Lorena Martínez obtendría 276 mil votos. Ricardo Barba abonó al debate. Sacó su ábaco. Y desestimó numéricamente el pronóstico de Pérez Calleja.
El PRI y sus mascotas obtuvieron 189 mil 852 sufragios, que corresponden al 40.89 por ciento del total, a decir de los resultados oficiales.
Estimaciones y encuestas son como autos fórmula uno sin pilotos.
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