Crónica de una derrota anunciada (II/II)

Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.-En el Distrito II la derrota del PRI tuvo como nodriza la voracidad de las mujeres tricolores en el proceso interno. La nula autoridad de Francisco Guel Saldivar, presidente del PRI Aguascalientes, y la notoria ausencia del delegado general del CEN, senador Miguel Ángel Chico Herrera, propició que María de los Ángeles Aguilera Ramírez, hija política de Lorena Martínez, y Dennis Ibarra Rangel, hija política del gobernador Carlos Lozano de la Torre, se enfrascaran en una familiar lucha en lodo, digna de presentarse en el celebre MGM Grand de Las Vegas.

Las funestas consecuencias del pleito fraticida estaban previstas, por lo menos para mí. Hace seis meses, el miércoles 28 de enero, visualicé en este espacio la derrota: “La designación en el Distrito II se le complica demasiado al PRI. La pugna femenil originará resultados negativos en la elección constitucional. Las heridas tardarán en cicatrizar. El cúmulo de adversarios que han hecho las damas involucradas, durante sus respectivas carreras políticas y burocráticas, estará presto para consumar la esperada revancha con sabor a miel”.

El dedazo a favor de la China Aguilera tocó el corazón de las leales mujeres de las colonias y de la aristocrática nobleza priista, que jamás encontraron una explicación convincente, un argumento sólido, para favorecer a la tránsfuga del PAN, hija política del entonces gobernador Luis Armando Reynoso Femat, con la preciada candidatura.

Pero además del accidentado desarrollo del proceso interno, las cualidades innatas de las Chapulines, por demás desaseadas, propiciaron la colocación del segundo clavo a la cruz tricolor, teniendo como fondo musical a las sonoras vaquetas de los tambores de guerra.

La China Aguilera aventó el mandato constitucional otorgado por la ciudadanía hasta 2016, y se lanzó a la aventura desde el trapecio del incontrolable apetito, al registrase como precandidata a la diputación federal por el II Distrito, para hacerle la guerra a Dennis Ibarra Rangel y al operador de ésta, Paco Chávez, el director del IEA, por frescos agravios.

A su vez, Dennis Ibarra Rangel asumió el protagónico de Chapulina casera, al registrarse inicialmente como precandidata en el Distrito III, para después renunciar a sus pretensiones, sacarles la lengua a los ciudadanos y pintarles un violín a los habitantes de esa demarcación, antes de largarse al Distrito II para inscribirse en la lista de suspirantes, de donde salió desplumada por La China Aguilera.

La ambición de poder se extendió a la candidatura para la diputación de representación proporcional, inicialmente otorgada a otra hija política de Lorena Martínez, Margarita Gallegos Soto, que recibió un violento caballazo de la lozanista Ibarra Rangel, para desplazarla de esa aspiración ya consensuada con el CEN del PRI.

Con la pésima decisión en el Distrito II llega el tercer martillazo a la cruz. Pega en finas maderas de las hijas e hijos políticos consentidos de Mamá Lorena, que fueron depositados en el contenedor del desprecio, al ser superados en las predilecciones por una hermana adoptada recientemente: la China Aguilera.

Los números finales, tan fríos como reales, demuestran el desinterés de las y los lorenistas de prosapia y de una correligionaria lozanista, a la campaña de la candidata prianista, haciendo a un lado la respectiva obligación moral que tenían con su hacedora política, Lorena, o con su partido, el PRI: La Diputada Sandia (verde por fuera y roja por dentro) Anayeli Muñoz Moreno perdió escandalosamente su distrito, el XV, por 1.526 votos; el legislador Enrique Juárez Ramírez, coordinador general de la campaña derrotada, apenas rescató 117 sufragios favorables a la causa en su demarcación, la XIII; y la China Aguilera pudo rebasar a su contrincante del PAN por escasísimos 276 votos en su parcela, la V. Mención aparte merece la congresista Verónica Sánchez Alejandré (adelita del senador Miguel Romo Medina, aspirante a la gubernatura de Aguascalientes), quien perdió por 453 sufragios en su distrito, el XIV, por ineptitud, o por falta de compromiso ante su partido, o por el añejo pleito que mantiene con La China Aguilera.

La derrota del PRI en el Distrito II tiene nombres y apellidos, de acuerdo a la numeralia, que pudo haber cambiado si Muñoz Moreno, Juárez Ramírez, la China Aguilera y Sánchez Alejandré, se hubieran puesto las pilas del imparable conejito, pero en el tricolor no veo gladiadoras y gladiadores desde el 1 de diciembre de 2010.

En la testa del PRI Aguascalientes reposan cero aureolas de laurel y muchas coronas de espinas; éstas últimas elaboradas con todas las derrotas en senadurías, diputaciones federales, alcaldías (entre ellas la de la capital) y diputaciones locales, durante el período comprendido de 2012 a 2015. Justo es reconocer a J. Guadalupe Ortega Valdivia y Paco Guel Saldivar, por este trabajo artesanal de calidad internacional.

Y bueno, en la persona de la victoriosa panista Arlette Muñoz Cervantes, hija política Fernando Herrera, el senador vengó la apabullante derrota que le propinó Lorena Martínez, cuando ambos contendieron para la alcaldía de Aguascalientes, en 2010.

A su vez, Dennis Ibarra Rangel ya le tiene tomada la medida a las hijas políticas de Mamá Lorena. Ya son dos, a las que noquea por la vía del cloroformo: Patricia Valadez Bustamante y Margarita Gallegos Soto.

Después de esta tricolor historia de horror (quizá terror) femenino, el PAN Aguascalientes pide a Dios que la cosecha de mujeres en el PRI nunca se acabe, como bien cantara el recordado Mike Laure.

Porque alguien debe de escribirlo: En la reciente disputa por las gubernaturas, el PRI, PAN, PRD y Morena registraron candidatas en las elecciones de Campeche, Colima, Querétaro, Nuevo León, Sonora, San Luis Potosí, Michoacán y Guerrero. De las nueve participantes, sólo una triunfó: Claudia Pavlovich, en Sonora.

El magro éxito, reflejado en el dato duro, indica que para ganar se necesita algo más, mucho más, que ser mujer.

marigra@telmexmail.com