El arte de la impunidad

Para la doctora María Amparo Casar, “Parte de lo que la democracia prometía era que la competencia llevaría a tener no sólo ofertas políticas distintas sino un ejercicio de poder y una toma de decisiones alejados de la discrecionalidad, la ilegalidad y la impunidad”.

“No fue así (añade). Los partidos resultaron estar hechos de la misma materia prima y adoptaron la regla no escrita de: ‘se vale exhibir, pero no perseguir; se vale denunciar, pero no consignar’” (Excelsior, 05/11/2014).

Ahí está el caso, ejemplifico, de la anticlimática elección de los dirigentes estatales del PRI de Aguascalientes, que se cocinó en la parrilla de la absoluta discreción, en el reciente mes de noviembre. Los consejeros estatales fueron convocados a una “Sesión Extraordinaria” el miércoles 19. El citatorio no venía acompañado de “el Orden del Día, que se anexa a la presente”, como prometía el documento de marras, aunque era lo de menos, porque los consejeros se enterarían, a través de Hidrocálido del lunes 17, que sus nuevos pastores serían Francisco Guel Saldivar y Lourdes Dávila Castañeda. La diputada solicitaría al Congreso del Estado “licencia por tiempo indefinido” con “la finalidad de atender diversos asuntos que requieren de mi atención permanente”, a partir del sábado 15, aducía el documento presentado.

Los consejeros conocieron oficialmente un cúmulo de novedades sucedidas los días previos, entre el sábado 15 y domingo 16: fugaz “presidencia interina” de Juan Manuel Gómez Morales, renuncias del presidente y secretario general anteriores, convocatoria para sustituir a éstos y registro de aspirantes que contempló exclusivamente a Guel Saldivar y Dávila Castañeda, tal y como lo anticipó la columna periodística.

La fracción IX del artículo 156 de los estatutos del PRI señala que para ser elegible a la Presidencia y Secretaría del Comité Directivo Estatal, quien ostente un cargo de elección popular está obligado a “solicitar licencia al cargo a la fecha de la presentación de la solicitud de registro, misma que deberá mantener al menos hasta la conclusión del correspondiente proceso interno”.

Al respecto, el presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso del Estado de Aguascalientes, diputado Jorge Varona Rodríguez, le explica puntualmente al periodista Carlos Romo Medina: En términos del Artículo 15, Fracción X de la Ley Orgánica del Poder Legislativo, solicitar licencia constituye un derecho de los diputados. Aclaró que un diputado queda suspendido en sus derechos y deberes parlamentarios, a partir de que su solicitud de licencia es aprobada por el Pleno Legislativo o por la Diputación Permanente, según corresponda, en términos del Artículo 20 de dicha Ley Orgánica.

El artículo 20 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo señala a la letra: “El Diputado quedará suspendido en sus derechos y deberes parlamentarios, cuando se emita por el Congreso del Estado la declaratoria de procedencia de formación de causa o se apruebe la solicitud de licencia respectiva”.

Todavía aclaró que en caso de que la solicitud de licencia aún no sea aprobada por el Pleno o la Diputación permanente, y por lo tanto todavía no se llame al diputado suplente, no existe impedimento legal para que el propietario pueda reasumir sus funciones, pues “el solicitante no ha sido suspendido de sus derechos y deberes parlamentarios, además de que su regreso no requiere aprobación”, tal como lo dispone el Artículo 4°, párrafo sexto del Reglamento de la Ley Orgánica en cuestión”…

Está muy claro que la diputada Lourdes Dávila Castañeda nunca obtuvo legalmente la licencia para separarse de su cargo como legisladora, por lo que resulta evidente la violación a los estatutos del PRI. ¿Algún militante en activo del PRI tendrá el valor de inconformarse ante el INE por dicha violación estatutaria y que les causa tener una dirigente espuria? (El Sol del Centro, columna “Aguzados”, 27/11-2014)

Efectivamente, concluido el proceso interno, Dávila Castañeda se apareció trabajando en comisiones. El lance me recordó a las chavas que salen rápidamente del antro para fumarse un cigarrillo y regresan muy campantes al santuario etílico. La LXII Legislatura del Congreso de Aguascalientes quedó reducida a un mero trampolín para lanzarse a la alberca de las incontrolables ambiciones políticas, sin importar el daño causado a la institución, de por sí minada en su respeto y credibilidad.

La corrupción no sólo se reduce al gobernante de manos sucias, ávidas del dinero del contribuyente, sino también a la acción de simular, engañar y mentir. Impunidad. Opacidad. Doble moral. Estado sin derecho. Funcionarios ineptos y flojos. Políticos transgresores de leyes. Empresarios coludidos con el poder para hacer rentables negocios. Y el periodismo mercenario. Están dañando seriamente la salud del sistema político mexicano.

Detesto la prosa sin sustento. Quiero un México de actores políticos constructores del Estado de derecho. Honestos y honrados, probos. Transparentes, Eficaces. Competitivos. Profesionales. Con principios éticos y valores morales, que se conduzcan con la verdad, para dejar de escribir historias como la de hoy, de la rock star priista.

Porque alguien tiene que escribirlo: Lourdes Dávila Castañeda declaró a este diario (27/11/2014) que toda su vida ha sido militante del PRI, entonces ¿qué hacía como jefa de prensa del candidato del PAN a la presidencia municipal de Aguascalientes en 2010? Seguramente participó en calidad de infiltrada del PRI o le fue infiel al tricolor. No encuentro otras respuestas a semejante promiscuidad electoral. Arturo González Estrada nunca se enteró que la enemiga estaba en casa, quizá por eso perdió.

La entrevista a Dávila Castañeda da para desmenuzarla y exhibir sus antípodas, pero el espacio se terminó, desafortunadamente.

Por: Mario Granados Roldan/Vale al Paraíso

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