Entre el desprestigio y la incongruencia
Si usted tiene tiempo, Vale al Paraíso que asista a las sesiones semanales del Congreso del Estado, para disfrutar de la lucha en lodo personificada por dos diputadas antagónicas, dispuestas a abrazarse en el fango del ataque y la defensa, del encono y la denostación, del grito y la estridencia, del mayoriteo y el minoriteo.
En la inauguración del encuentro internacional La Izquierda Democrática, el subsecretario de gobierno estatal de Morelos, José Luis Correa, señaló que México enfrenta una escasez de credibilidad democrática: “No es un problema menor, el 38 por ciento de los mexicanos encuestados sostiene que es preferible una democracia sin partidos y muchos también piensan que es posible una democracia sin Congreso, bueno, este es un desafío, evidentemente para el conjunto del Sistema Político… (Reforma, 02/05/2014).
Y sí, al revisar la encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica correspondiente al segundo semestre del 2013, titulada “Encuesta Gobernadores; comparativo 2012-2013”, se observa que el 47 por ciento de los ciudadanos de Aguascalientes se sienten lejanos a los partidos políticos, no les interesa la cercanía con alguno de éstos; preocupante respuesta porque en 2012 el porcentaje fue de 30.7. El aumento es evidente y tiene su razón de ser en la entidad.
El debate de la compra de los lujosos automóviles para los diputados al Congreso del Estado de Aguascalientes es una pequeña muestra del bajísimo nivel de credibilidad de la política local.
Por un lado, la diputada panista Sylvia Garfias Cedillo declara que “no estamos de acuerdo en que se hagan este tipo de gastos, a nosotros no se nos había informado, desde el Comité de Administración no podemos tener acceso, no se nos había dicho, y entonces nosotros estamos valorando rechazarlo”.
“En lo personal, no traigo el vehículo del Congreso, no comparto el que se tenga que hacer uso de vehículos oficiales para los diputados; creo que la dieta es bastante generosa, como para que cada quien salga a trabajar con sus propias herramientas” (Página 24, 09/05/2014).
Por el otro, la priista Norma Adela Guel Saldívar, presidenta del Comité de Administración, revela que en sesión secreta del pleno legislativo, de fecha 8 de abril del 2014, los 27 diputados integrantes de la LXII Legislatura local aprobaron por unanimidad invertir en 27 vehículos Nissan Sentra…
Precisó que existe un documento firmado por el pleno legislativo, los integrantes del propio Comité que preside y de la Comisión de Gobierno, donde autorizan la inversión de más de 6.1 millones de pesos por dicho concepto.
Informó que las unidades son Nissan Sentra, automático, versión Sense, la más austera (?), y el costo por unidad será de aproximadamente de 228 mil pesos, aclarando que dichos vehículos son patrimonio del Congreso del Estado, no de los diputados en particular; el parque vehicular anterior, adquirido en 2009, será subastado y el monto obtenido cubrirá parte de la inversión de las nuevas unidades (Congreso del Estado, Boletín Informativo 114, 09/05/2014).
El crédito a la palabra de políticas y políticos está en ceros. Las damas ofrecen dichos. Se contradicen. ¿Quién miente? ¿Quién habla con la verdad a sus representados? ¿Dónde quedó y quién usa el coche que Garfias Cedillo no recibió?
Pero, además, Guel Saldívar compromete una “licitación pública nacional” para la compra y otra licitación, supongo, para subastar los coches sustituidos, porque “debido al uso que se les dio y la falta de mantenimiento ya no pueden ser operables (?) pues muchos se encuentran desde hace meses en el taller mecánico y su reparación representaría un costo mucho mayor al de la adquisición de uno nuevo”. ¿Será verdad tanta transparencia? Lo dudo.
A la luz de las palabras de la legisladora, hija del exgobernador de grata memoria Francisco Guel Jiménez, la reparación de cada coche “viejo” representa un gasto mayor de 230 mil pesos; esto quiere decir que la pérdida fue total y a los diputados de la anterior legislatura, la LXI, deberían fincárseles responsabilidades al dejar todos los coches siniestrados, inservibles.
El repudio a la compra es generalizado. El líder de la FTA, Alfredo González, señaló que “la productividad legislativa es cada vez más baja”, muchos diputados “tras las elecciones nunca regresan a los distritos que representan” y “lo peor del caso, es que esos vehículos que en teoría serán utilitarios, como siempre pasa, serán usados para uso particular de los diputados y sus colaboradores, seguramente para cuestiones personales, como ir de compras, al mandado, por los niños al colegio, etcétera, etcétera” (Hidrocálido, 09/05/2014).
Desde el púlpito de la autorepresentación de la sociedad, en su calidad de reportera y conductora de programas de radio y televisión, Lourdes Dávila Castañeda criticó duramente a diputadas y diputados de otras legislaturas, que aprovechándose del poder para poder, estrenaron automóviles y usufructuaron otras amenidades con cargo al dinero ajeno, al de los contribuyentes, claro.
Con la fina blusa de congresista, la dama guarda silencio, todavía. Se abstiene de rechazar la adquisición. Enmudece. Hace a un lado la obligación moral de la congruencia.
Hace tiempo, Martín Barberena Cruz escribió en el muro del vecindario (léase redes sociales): “Curiosa esta fórmula de periodistas metidos a la política, es como cambiar de sexo”.
El respeto y la decencia en el periodismo, la política y la gobernaza compran boleto; las palabras viajan gratis.
Porque alguien tiene que escribirlo: Gustavo Madero será el próximo presidente nacional del PAN, a menos que la malaria albiceleste le juegue una mala pasada, como a Cruz Azul, Toluca, UNAM y América, en la liguilla.
Por: Mario Granados/ Vale al Paraíso