Educación ambiental, impostergable tarea de supervivencia
Aguascalientes, Agosto 03 (2023).- En nuestro presente, muchos de los ecosistemas se encuentran bajo amenaza en todo el mundo, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad sin precedentes, han provocado cambios en nuestros sistemas de soporte vital. – el agua, el aire, la biosfera-. Los sistemas económicos han provocado un consumo desmedido caracterizado por el dispendio de recursos, la sobre explotación de los recursos naturales, y una enorme cantidad de “desechos” de todo tipo, es decir, el denominado “progreso económico”, ha sido a costa del sacrificio de nuestro hábitat. El planeta tierra.
Diversos estudios han prospectado desde hace tiempo fatídicos escenarios para la humanidad de continuar con este ritmo de depredación ambiental, desde los enfocados en el calentamiento global, la extinción de diversas especies animales y vegetales, la contaminación atmosférica, del suelo, y el subsuelo, los micro plásticos y el deshielo en los mares, entre otros.
A pesar de toda esta información, presentada de todas las formas posibles para generar conciencia en la humanidad, no se ha logrado un cambio de conciencia colectiva que reflexione, actúe, modifique, y sostenidamente busque revertir estos efectos ambientales; los casos de organizaciones, individuos, o empresas “sostenibles”, siguen siendo inspiradores, pero continúan siendo aislados, y mientras no sea una generalidad, privará la sensación sobre lo que cada uno de nosotros hace por el medio ambiente es poco, a veces sin sentido, en comparación con lo que podrían hacer los grandes corporativos y los gobiernos.
La conciencia colectiva se forja en la individual, por lo que nunca puede ser demasiado tarde para hacer algo, ni hay esfuerzo es pequeño que no pueda movilizar algo más grande. Es aquí donde la educación adquiere una relevancia especial en la búsqueda de conciencia y movilización a favor del medio ambiente.
La educación ambiental debe sensibilizar, informar y concientizar a las personas sobre la importancia de proteger y conservar el medio ambiente, promover una comprensión profunda de la interdependencia entre los seres humanos y la naturaleza, y fomentar actitudes y comportamientos responsables y sostenibles hacia el entorno.
La educación ambiental debe ser interdisciplinaria, es decir, nutrirse de diversas áreas del conocimiento como las ciencias, la ética, la economía, la sociología, entre otras, ya que justamente el estudio del medio ambiente es un proceso holístico, complejo, e interconectado con otras condiciones o problemáticas sociales; además, debe ir más allá de la transmisión de conocimientos teóricos, para promover la participación activa de las personas en proyectos de uso razonable, reutilización, reciclaje, y también en mayor profundidad en la conservación, restauración y sostenibilidad.
Este tipo de enseñanza, debe tener un enfoque experiencial práctico y vivencial, se debe dar en entornos naturales, observando directamente los fenómenos ambientales, experimentando y contextualizando saberes para obtener un conocimiento significativo; así mismo, no debe limitarse a la educación formal en la escuela, sino que se extiende a lo largo de toda la vida de una persona, mientras seamos habitantes de este planeta.
En la educación ambiental cobra sentido lo que se promueve a nivel local y su impacto a nivel global, como sociedad formamos parte de una ciudadanía mundial en la que de una forma u otra estamos interconectados, y lo que hacemos o dejemos de hacer tiene repercusiones positivas o negativas en otras partes del globo.
En suma, la educación ambiental desempeña un papel crucial en la construcción de sociedades más sostenibles y conscientes de su impacto en el medio ambiente. Al promover la educación ambiental, se busca empoderar a las personas para que se conviertan en agentes de cambio y puedan contribuir activamente a la protección del planeta para las generaciones presentes y futuras.
Desde las aulas, hagamos lo que nos corresponde para que nuestra vida sea más digna, se este en armonía, se promueva un florecimiento humano en equilibrio con la naturaleza.
Cuando hayamos talado el último árbol, contaminado el último rio, casado a la última especie, nos daremos cuenta que el dinero, no se come.