Un proceso electoral no es temporada de catástrofes / Ruelas
Aguascalientes, Julio 25 (2023).- ¿Por qué la verdad? Pondero el pensamiento de Foucault. Dentro de la cultura occidental, la nuestra, tenemos dos formas de la verdad, al menos. Por un lado, la que se descubre, constituida, demostrada; y la verdad que no es del orden de lo que es, sino de lo que sucede, es decir, la verdad que no tiene forma de descubrimiento sino del acontecimiento. El caso es que en los políticos esta verdad acontecida, en el tono de sus intereses se produce de manera apofántica.
Tenemos dos formas de veridicción: verdad y libertad, son un binomio que se conjuga de manera empática. Verdad y veridicción, lo que acontece y la manera de decirlo, tienen un contexto institucional en el que se inscribe un determinado acto de manifestación de la verdad. Las instituciones son un entramado de normas, y, además, patrimonio del pueblo, es nuestra única riqueza social. Las instituciones deberán ser la fuerza de la verdad y la institucionalidad, es decir, las personas que dan calidad a la institución deberán, a fe jurada, decir lo verdadero. Las candidaturas, unas vienen de entidades de interés público y otras las posibilita la ley, ambos, cuando ganan, van a las instituciones para poder servir.
Verdad y libertad se cruzan en lo histórico y teórico, en una suerte de confesión. Las campañas son una confesión para atender las esperanzas colectivas, los problemas comunes otorgan simpatía electoral a quienes tributan los “cómo”. Confiesan al cuerpo electoral que necesitan el voto, la voluntad colectiva para ganar el poder público.
La verdad, el gobierno es para servir al pueblo; la falsedad, para servirse del poder y de la hacienda pública. Para construir la verdad es preciso manifestar la exactitud de sí mismo. La fórmula es simple: las instituciones, las entidades de interés público, las candidaturas independientes, se inscriben en actos del habla, con los efectos que estos actos producen en el sujeto que los lleva a cabo. Es el encuentro civilizado de las posiciones.
Dice Foucault: “la confesión es un acto verbal por el cual el sujeto (candidato) hace una afirmación acerca de lo que él es, se liga a esta verdad, se sitúa en una relación de dependencia respecto de otros y, al mismo tiempo, modifica la relación que tiene consigo mismo”. Esta es la confesión política cuando dice: “¡requiero tu voto para la causa!” De ello dependerán los efectos de la manifestación de la verdad; lo demandan las estructuras institucionales desde sus leyes.
En nuestra Patria necesitamos un modelo de comunicación política que apele a la verdad. Que no se ensimisme con la rispidez del debate, siempre y cuando se respete al otro en su integridad humana. La política debe ser tan vehemente como sea necesaria. Verdad y Libertad en ejercicio ciudadano nos convoca a un movimiento ético que busca la verdad como nexo, como obligación política. No la verdad del conocimiento ni de su forma. La verdad es, simplemente, un método de obligaciones sociales.
Es preciso que ciudadanamente nos apropiemos de una forma de manifestar la verdad, una verdad no performativa, sino la que muestra su carácter, su éthos, mediante la pasión política que dice lo verdadero, la “parresía”, es decir, el hablar libre y franco que implica la autonomía. El voto libre e informado es la clave. Requiere la verdad, la verdad requiere voluntad, discursos verdaderos; el debate político no requiere violencia se nutre de razones. La parresía como el caso de la pascua cristiana, del éxodo, son sucesos de libertad, (pan = todo; rhésis = discurso) hace valer la libertad del individuo que habla cuando hay libertad en la enunciación de la verdad, libertad del acto por el cual el sujeto dice la verdad y libertad también de este pacto por el cual el sujeto que habla se vincula con el enunciado y con la enunciación de la verdad.
Verdad y libertad son barro característico, permanente y esencial de la relación del pensamiento con la política. Es urgente una prueba de la correlación de verdad y libertad, ello es fundamental para la racionalidad política de las elecciones concurrentes, “las más grandes de la historia”, federales y de entidades federativas demandarán un juicio electivo del cuerpo electoral el próximo 2024. La ética política convoca al tan mencionado pueblo de México a una arremetida última para decir lo verdadero respecto de la acción política de las campañas electorales en sus viejos y nuevos vericuetos de comunicación.
Verdad y Libertad, nos llama para construir juntos la ruta del poder de la verdad a la verdad del poder, un edificio que se sustenta en una arquitectura intangible: la confianza. Se trata de la constitución de las y los sujetos políticos, los que serán votados y los que votarán en su dimensión ética y política, auditoría ciudadana.