Opiniones 

Impulsar las ideas del siglo XXI / Ruelas

Aguascalientes, Mayo 30 (2023).- Mucho se pensado con relación a las ideas de tiempo, existencia, muerte, infinito, Dios…; empero, hoy más que nunca se está pensando en temas como democracia, sociedad, estética, integración de los animales, cuidado del hábitat…, también la reflexión sobre creatividad, arte, libertad, religión, palabra, poesía, paridad, ecología, género…, en fin, todo un mosaico de la realidad de la naturaleza y la vida compartida. 

 Las contradicciones se precipitan, la filosofía deja de ser considerada una actividad improductiva, se suma a los fenómenos y problemas cotidianos, también; por su parte, la ciencia al estar en los problemas habituales se abraza al pensamiento de los valores e impulsa virtudes, se deconstruye la ética científica. Una prueba de ello es que la literatura abraza a ambos pensamientos, abstracto y concreto. Es por lo que el camino de Nietzsche de regresar a explorar el pensamiento de los griegos nos aclara el pensamiento y se nutre con los pensadores de todas las épocas, incluido el marxismo, nos heredan el habito deseable de la libertad en la escena de la realidad y la verdad. Sus presupuestos intelectuales se reflejan en el pensamiento del “mundo de la vida” de hoy.

Un abanico amplio y plural de pensadores hacen la transformación adecuada de la vida de las sociedades del siglo XXI. Falta “un misero detalle”, dijera Ortega y Gasset, es preciso apoderarse de la cartografía de la lectura, sin excusas, son los polígonos para ingresar a la conciencia, nuestra conciencia, se le llame como se le llame, hoy se le bautiza, por ejemplo, como “neurociencia”, cerebro y mente como eje de la evaluación de la vida diaria, claro, sin detrimento del pensamiento de la existencia, de la ontología. En otro polígono la conciencia filosófica y la empírica. Un matrimonio entre ontología y fenomenología, en un contrato epistémico de la filosofía que es una ontología universal y fenomenológica, cuyas clausulas contienen las interpretaciones del “ser ahí”, avenidas propias de la analítica de la existencia. La filosofía ha traído sabiduría, experiencia, avenida que llega a la rotonda de la validez objetiva en medio del cruce con el mundo complejo y convulso que se vive.

Nuevos temas y su laberinto confrontan el sistema económico global con la organización política mundial, reconsiderar el Estado-nación y sus interrelaciones con el poder, en plural, como globalización “versus” glocalización, éxitos, fracasos, guerras despóticas e inhumanas. Ríos de poder que quieren desembocar en un nuevo orden mundial, que nada pueden hacer sin el apoyo del pensamiento. Las ideas como eje del dialogo que encuentre las soluciones, a pesar del poder – poder contradictorio, que no logra influir en la vida de las sociedades, la razón es simple, el nuevo orden mundial demanda de análisis, confrontar el Estado posmoderno y el orden mundial, el Estado democrático de Derecho y el humanismo de este siglo. El ejercicio del pensamiento de poner las ideas a dialogar para encontrar la convergencia de las formas diferenciadas de la historia premoderna, la moderna y la posmoderna. En ese dialogo se evaporan viejos conceptos y surgen nuevos, acontecimientos y perspectivas de pensamiento, nuevos instrumentos jurídicos internacionales con los que se atienden las “curvas de nivel” que organizan al mundo. En esa cartografía, insisto, se piensa en la democracia, la participación, la política, la autoridad, sobre todo las relaciones entre las naciones. Lo anterior se comprueba con la gran desestabilidad en el orden que padecemos, que nos refleja que la desconstrucción del Estado moderno aún no termina y germinó el posmoderno que está en ruta.

Es preciso deconstruir la esperanza y la confianza como eje de nuevas utopías. El orden mundial lo definen nuevos actores en una atmosfera de nuevas relaciones de poder de viejos y nuevos actores, de decisiones, de impactos, los valores que sirven para impulsar cooperación internacional en un contexto de distracción e incertidumbre. La transición es de orden hegemónico y no sabemos hasta cuándo. Empero, el pensamiento debe ser la asta de la política, es quien le hará los diagnósticos de los problemas más relevantes que tendrá el futuro compartido y, en consecuencia, el nuevo orden mundial. 

Los desafíos demandan de las ideas dialógicas, de los nuevos conceptos que criba el pensamiento. De ahí surgen la diplomacia, las políticas públicas internacionales, surgirán los renovados mercados, las rutas para solucionar la desigualdad, la inequidad, la nueva relación con la naturaleza, los cuidados ambientales, la idea de nueva política, es decir, acciones decisivas; mandatarios, lideres, parlamentarios con liderazgos empoderados con facultades culturales, funcionales, sobre todo legítimos…, garantes de la estabilidad y seguridad locales y globales. Será el pensamiento quien cree las ideas y conceptos que den un sentido ético al poder. La atmósfera es compleja y fértil para los conflictos, pero, el conflicto es eterno como Dios, empero el consenso se atenúa con la Razón.