5 de mayo, la batalla de Puebla
“Los hombres de honor no aceptan desafíos, pero están a favor de la guerra, siempre defenderán su libertad con la espada y con el ideal”.
Todo hombre tiene derecho a la libertad y a la igualdad, ninguna persona o nación deben de atentar contra los principios mencionados, bajo ninguna causa, aunque sea justificada y argumentada, mucho menos cuando la intención es motivada por la ambición y el deseo vació de mostrar poder por medio de la invasión y la violencia.
Verdaderamente considero que en México tenemos muchas actos de los cuales nos podemos sentir orgullosos, con el decurso del tiempo la memoria se pierde, pero en nuestro pasado hay una historia que le da honor y valía a nuestro presente, sin duda alguna son las personas las que hacen que los presentes tengan sentido, rumbo y esencia.
Son precisamente los momentos de adversidad los que motivan a las sociedades a unirse y a luchar por una misma causa, en la batalla del 5 de mayo en Puebla, se dio un ejemplo de ello, fueron los sentimientos por el patriotismo los que guiaron a personas como el conservador Miguel Negrete a dejar a un lado su ideología para unirse y sumarse a las fuerzas de Zaragoza, dando cátedra de la prioridad, en ese contexto él menciono “yo tengo patria antes que partido”, algo que en estos días resultaría casi utópico. El pasado siempre nos da reseña de la grandeza que los hombres pueden llegar a tener.
Zaragoza quien estaba al mando del ejército de Oriente, siempre se caracterizó por su elocuencia, por ser un líder nato con sus valores bien cimentados, ese 5 de mayo elevó su voz no solo con elocuencia sino con trascendencia, con la misma esencia que el mismo Alejandro Magno motivaba a sus hombres antes de jugarse la vida contra el ejército de Darío, Zaragoza expresó lo siguiente a sus tropas. “Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México, Soldados: leo en vuestra frente victoria y esos enemigos nos quieren arrebatar vuestra patria”.
La batalla se ganó, los franceses quienes tenían el respeto ganado en Europa e inspiraban una temible seguridad invocada desde Austerlitz, desconocían que en México estaban personas al grito de guerra, como verdaderos leones. Juárez uno de los más grandes en nuestra historia declaro una moratoria de dos años a los acreedores y en la convención de Londres se decidió invadir a México, de la mano de Charles Ferdinand y 6 mil tropas los franceses irrumpen en Veracruz para después atacar Puebla, su objetivo la Ciudad de México.
Ese día el idealismo, la unión y la convicción de 2 mil soldados mexicanos y de grupos de indígenas dieron todo contra aquellos que se profanaron como una amenaza para nuestra nación, la desventaja era numérica, era militar y también de experiencia, pero el valor y la fe demostraron que se puede vencer a las lógicas, ese día esos guerreros dieron cátedra y ejemplo del poder mexicano, de la capacidad de resistencia ante uno de los más grandes imperios.
Zaragoza el militar mexicano de ideas progresistas, el héroe nacional, desde muy temprana edad se en listo en el ejército con la firme convicción de servir a su país, a los pocos meses de la batalla de Puebla murió a la edad de 33 años, el número cabalístico y el de los grandes iniciados, su destino ser héroe nacional en vida.
Esta batalla deja mucho a la reflexión, deja la invitación de voltear al pasado y ver con orgullo y respeto a esos titanes que lo dieron lo más sagrado que tiene el ser humano, la vida, por el principio de libertad, la batalla deja la pausa para darnos cuenta de que unidos, no hay enemigo que pueda atentar contra la soberanía de este gran país y también deja el pensar de que como individuos podemos ser héroes, que está en cada uno de nosotros entregarnos a un elevado ideal que nos permita trascender.
LARGA VIDA A ZARAGOZA.