Opiniones Portada rotador 

Cerillo y hoguera; león y vulpeja / Vale al Paraíso

Nació el 25 de febrero de 1979 en la ciudad de Querétaro. Es hijo del ingeniero químico Ricardo Anaya Maldonado y de la arquitecta María Elena Cortés del Palacio. El apodado Cerillo se casó a los 26 años con Carolina Martínez Franco, hija de empresario queretano.

Se desempeñó como secretario particular del gobernador de Querétaro de 2003 a 2009. Fue diputado local en su tierra natal, donde lideró al PAN de 2010 a 2011, año en que el presidente Felipe Calderón, su mentor político, lo llevó al
gobierno federal para nombrarlo subsecretario de Turismo.

Al amparo de su protector, Gustavo Madero, después abandonado, Ricardo Anaya Cortés fue diputado federal por el principio de representación proporcional y presidente del PAN, en dos ocasiones.

De la noche a la mañana el becerro se convirtió en toro de lidia; de fina estampa, garboso trapío, comedida bravura, embestida clara y recorrido lento, al grado de considerarlo el Joven Maravilla.

El proceder del entonces legislador federal me hizo recordar El Político —aquel libro devorado en mis años estudiantes—, de José Martínez Ruiz, Azorín, donde se refiere a “El león y la vulpeja”:

“El león representa la fortaleza: la vulpeja simboliza la astucia. El león es fuerte, grande, magnífico: la vulpeja es hábil, ligera, discreta.

“Nicolás Maquiavelo quiere que el político sea como el león y sea como la vulpeja.

“El político ha de ser fuerte y hábil: ésta es la doctrina de Maquiavelo. El león y la vulpeja le suministran un ejemplo para hacer patente, resaltante, su idea. Es necesario – dice Maquiavelo – ser vulpeja para conocer los lazos y ser león para espantar los lobos: bissogna essere volpe o conocere i lacci, e lione a sbigottire i lupi”.

En el citado capítulo XIV, Azorín concluye:

Ne quid nimis: huyamos de los extremos. No consideremos al león como usador arbitrario de su fuerza: no tengamos a la vulpeja como tramadora de engaños. El león puede enseñar al político la fortaleza noble: la vulpeja puede adiestrarle en la habilidad discreta”.

El Anaya Cortés legislador y el Cerillo presidente del PAN, en nada se parecieron; el espumoso Poder cambió al león y la vulpeja, por el peligroso tiburón y la temeraria pantera, para transitar por los caminos de la “ambición” desbordada, el “autoritarismo”, la “ingratitud”, el “egoísmo” y la “traición” y el “egoísmo”, gritan a los cuatro vientos los panistas inconformes.

La noche se le vino encima al audaz candidato presidencial de la alianza Por México al Frente. El imaginario colectivo ya registró la mancha de sospecha al estar involucrado en supuestos escándalos de corrupción, múltiples transacciones inmobiliarias y extrañas operaciones de ingeniera financiera internacional de los compradores de sus propiedades.

Reconocidos matemáticos. Expertos en el arte de sumar y restar. Genios en la operación aritmética. Todavía no puede conciliar los módicos ingresos obtenidos, en su corta carrera burocrática y en el PAN (donde el salario es bajo), con los egresos para costear la manutención de su familia en Atlanta, los viajes semanales a Estados Unidos y las adquisiciones de bienes inmuebles en su natal Querétaro, sin haber trabajado en el sector privado.

En el campo de guerra abrió diversas batallas. Golpeó con lujo de violencia.

Dejó graves heridos. Muchos. Propios y extraños. Generadores de potente dinamita. Dispuestos a organizarle la tormenta perfecta, a manera de revancha sangrienta, como suele ser en la madre de todas las elecciones mexicanas.

Aniquilar con su beligerancia al histórico PRIAN fue una estupidez que le saldrá muy cara. Los priistas de hueso colorado ya sentenciaron en el discreto confesionario que su voto en esta elección presidencial le será prestado a “ya sabes quién”, de origen tricolor, si su candidato está lejano del primer lugar, en mayo próximo.

A partir de la siguiente semana la industria del entretenimiento publicará las encuestas más recientes; seguramente reflejarán la escasa o relevante intensidad del movimiento telúrico registrado en el campamento azul.

Mientras tanto, el Jefe Diego Fernández de Ceballos se divierte. Aplica los sabios consejos de Maquiavelo. Se da tiempo para visitar el infierno y el cielo. Asesora al temerario Anaya Cortés en los asuntos legales y acude a la taquiza organizada para el cumpleañero José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI, en la casa de los padres de éste.

Porque alguien debe de escribirlo: Luego se enojan por la levantada de enaguas, pero mire usted la nota publicada en República 32, el miércoles 28 de febrero de 2018:

El Instituto Electoral del Estado de Querétaro (IEEQ) paga 167 mil 544 pesos mensuales al suegro de Ricardo Anaya Cortés y otros socios, de acuerdo con el contrato de adjudicación directa firmado el 10 de febrero de 2017.

Una investigación realizada por República 32 (publicada el miércoles 28 de febrero de 2018) encontró que a pesar de que el candidato presidencial es copropietario del terreno donde se asienta el Instituto, en el convenio de arrendamiento no aparece la rúbrica del panista.

El documento señala que los beneficiarios del alquiler del edificio son Donino Ángel Martínez Diez (suegro de Anaya), Justo Antonio Vázquez Bermúdez (empresario queretano) y la compañía “Construcción Administración Asesoría
S.A. de C.V.
”.

¿La imparcialidad del IEEQ esta en entredicho?

marigra1954@gmail.com