Opiniones Portada rotador 

Andrés Manuel López Obrador, 18 años perdiendo campañas

“Lo que me hayas mentido, que ya no pueda creerte, eso me aterra”: Nietzsche

Hablar de Andrés Manuel Lopez Obrador es hablar de un hombre verdaderamente polémico en la historia moderna de México, es hablar y referir a un personaje atípico de la política. Tiene habilidades propias y sin duda alguna cuenta con una trayectoria que pocos políticos pueden presumir.

Este personaje de edad ligeramente avanzada ha sido un ejemplo de perseverancia, el siguiente año será la tercera ocasión en la que contienda por la presidencia de la República. Se ha ostentado como el primer enemigo de la mafia del poder, siempre expresando soliloquios y acompañado de personas muy polémicas como por ejemplo Rene Bejarano, apoyado mediáticamente por el radical Gerardo Fernández Noroña, y con brazos alternos como Ricardo Monreal, Bernardo Batiz y porque no mencionar del mismo modo a Alejandro Encinas.

Dogmáticamente incorrecto, el polémico político originario de Tabasco fue presidente estatal del PRI en su estado natal, posteriormente con el movimiento Cardenista y en el mismo movimiento político que coordinaba el brillante Porfirio Muñoz Ledo accede a su militancia en el PRD, y ahí logra ser presidente de su partido a nivel nacional. El momento histórico pudiera dar el beneficio de la duda sobre su traslado a un partido que en esencia es
completamente distinto al PRI, posteriormente renuncia al partido que lo postuló a la presidencia de la República y crea MORENA, en donde actualmente es presidente y es su principal área de promoción para nuevamente buscar su aspiración de los últimos 18 años.

“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”: Nietzsche

Durante años, López Obrador se ha erigido como la única autoridad moral del país. Descalifica a sus adversarios y extiende certificados de honorabilidad a los que le son leales. Al descubierto ha quedado una persona que abandera la honestidad como su gran virtud, y acusó a todos sus adversarios de ser deshonestos.

Para claro ejemplo de su doble moral, esta su declaración 3 de 3, en donde tuvo ingresos sólo un mes y medio del año pasado, que es el que comprende en su declaración, pero verdaderamente resulta ilógico que un personaje que
lleva tantos años viajando por el país lo haga con los ingresos que el reporta.

Su discurso es sumamente populista, sabe y conoce los métodos y los ánimos sociales para despertar el interés y la empatía de ciertos grupos para llegar con mensajes muy claros y sencillos que tiene un alto impacto y que lo más valioso es que son constantemente repetidos, por ejemplo: “ese avión no lo tiene ni Obama”, también suele utilizar frases polémicas como la que le expreso al ex presidente Vicente Fox “cállate chachalaca”.

Dentro de sus campañas constantemente expresa que él es un servidor de la patria y que es alguien que resta la ley y a la autoridad, sin embargo en todas y cada una de las elecciones que pierde, su primera reacción es paralizar al país con manifestaciones y protestas. Crítica y autodenomina a cualquier gobierno que no sea afin a él como un gobierno espurio.

Del mismo modo argumenta que el mejorara la economía acabando con la corrupción, pero cuando le preguntan algo en específico, tiende a filosofar sobre conceptos más abstractos como la república del amor. En el caso de generar una propuesta atractiva para los jóvenes, expresa que cuando ingresen a la universidad obtendrán del gobierno un ingreso simbólico a un ingreso, sin embargo no explica de donde saldrá cada centavo de dicha propuesta.

Para prueba inmediata de lo carente de su discurso y de sus propuestas, es el debate que sostuvo con Diego Fernández de Cevallos, un escenario en el que fue exhibido y que no tuvo ni un solo argumento sólido para debatirle al jefe Diego.

Lo más inédito de este contexto es que con todas estas variables que de manera directa imposibilitan a un perfil político en su carrera, Andrés Manuel sigue siendo hoy un candidato con amplias posibilidades.

Las matemáticas no mienten, el personaje del que escribo el día de hoy podrá tener mucho posicionamiento, claro lleva más de 18 años en campaña, sin embargo creo que con los números muy fríos me atrevo a decir que es un perdedor, es alguien que no hay podido consigo mismo, mucho menos con el sistema. 18 años perdiendo se dicen fáciles pero no lo son.

“la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano” Nietzsche.