Opiniones Portada rotador 

«Viva México»

“si morimos, moriremos como soles, despidiendo luz de nuestro interior, pero si vivimos, vivamos como soles dando lo mejor de nuestro corazón”

Los tiempos más antiguos nunca desaparecen completamente y todas las heridas y las cicatrices, aun las más antiguas, manan sangre y dolor todavía. A veces, como las pirámides precortesianas que ocultan casi siempre a otras, en una sola ciudad o en una sola identidad que supera al alma, se mezclan y se superponen nociones y sensibilidades enemigas o distantes de nuestro verdadero origen.

Los personas que han nacido en este bello país han sufrido una repulsa violenta, pero lejos de intentar una problemática adaptación a los modelos ambientes, afirman que existen diferencias, las subrayan y procuran hacerlas notables a lo largo del tiempo, en muchas de las ocasiones señalan no tanto la injusticia o la incapacidad de una sociedad que no ha logrado asimilar su gran valor existencial del mismo modo como su voluntad individual por hacer un cambio para ser y tener una esencia distinta.

México es de todos, no reconocer a mi país es no reconocer mi existencia misma, es negarme la oportunidad de tener un pensamiento ascendencial que implore una mejora.

Basta de seguir viendo a México como un país que vive obsesionado con el fracaso y con la propia victimización, con lo que pudo ser pero no fue, con lo desterrado, con lo olvidado, con lo que ha quedado en el pasado, con lo perdido, bastas de las líneas discursivas en todas las columnas en donde solo se atrofia el respirar de la población con noticias vagas que alimentan el morbo de la tragedia.

Yo creo en un México de gente que sueña ser mejor, que se levanta todos los días a llevar el pan a casa, que realiza actividades múltiples con el fin de sacar adelante a su familia, la única y verdadera esperanza que existe ante la percepción de todos, es conocer bien nuestra historia, para no cometer los mismos errores, para también engrandecer la valentía de aquellos que dieron honor a esta patria, que dieron su misma vida y su sangre por proteger a este sagrado territorio de las distintas invasiones.

De todos y cada uno de nuestros héroes patrios, los conocidos y lo anónimos que están en todas las calles y que están a lo extenso y ancho del país, es que debemos de optar por la construcción no por la destrucción, de tomar el ejemplo y ser los que quieren enfrentarse al viejo problema de aquellas personas que defienden intereses particulares y no pelean colectivamente por el bien común. Y que ante lo contemplado se niegan rotundamente a esquivar la mirada o perder la fe, “nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar la mundo”.

Amar a México, es expresar amor de manera individual, creer en México es creer en mí y en miles de jóvenes que aspiran a la gloria, hacer un cambio, es hacerlo por uno y por todos, este país es de personas heroicas que aguantan una y otra vez los golpes de la vida y al día siguiente se levantan, con más fuerza que nunca, creo en un Dios y le agradezco que me haya dado la posibilidad de ser mexicano.

Ante las demandas de la conformidad, ningún hombre, ninguna mujer puede sucumbir y permanecer libre, entonces si soy mexicano, con gran orgullo si muero despediré luz de mi interior pero si vivo, daré lo mejor de mi corazón por mi gran nación.