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Uber-Cabify y el Gobierno de Aguascalientes: ¿el engaño como estrategia política?

La probable presencia de transporte Uber-Cabify en Aguascalientes, se ha convertido en una nueva oportunidad para identificar una característica más de la forma de hacer gobierno de la administración encabezada por Carlos Lozano -por fortuna próxima a terminar-, durante estos cinco años y medio; es una característica que podemos descubrir, en los primeros años como interrogante y ahora como confirmación en toda su claridad, que ha sido mostrada a través de las diversas líneas de acción gubernamental (lo que hacemos los ciudadanos es detectarla y explicarla).

El engaño como estrategia política de gobierno consiste, en palabras sencillas, en hacer creer a una sociedad lo que en realidad no sucederá; en la tauromaquia, dice el Diccionario de la Real Academia Española, es la “muleta o capa que usa el torero para engañar al toro”, para hacerle seguir una ruta en su embestida que no afecte al torero.

Desde hace tiempo se ha hablado en Aguascalientes de este servicio de transporte Uber-Cabify, y la respuesta inicial del Gobierno del Estado fue que en este Estado no se les permitirá su presencia, como lo declaró el Gobernador del Estado en esa primera ocasión. En esta semana se ha tocado nuevamente el asunto y tenemos dos interesantes declaraciones, siendo la primera del Secretario de Gestión Urbanística y Ordenamiento Territorial, siguiendo a su Jefe, que afirma que Uber está prohibido en Aguascalientes y que van a detener y enviar al corralón a cualquier vehículo que se descubra proporcionando el servicio (LJA, 2 marzo). La segunda declaración la dio el mismo Gobernador Lozano quien afirmó que “entiendo que sí lo prohíbe el Código Urbano” (Hidrocálidodigital, 3 marzo) (lo que sí prohíbe el Código es que los taxis ecológicos circulen con placas de vehículo particular siendo de transporte público, violación que todavía no ha sido corregida).

¿Por qué decir que es un engaño a la sociedad aguascalentense? De entrada, porque son declaraciones ubicadas en el espacio de la arbitrariedad política, ya que dejan de lado el marco constitucional que ampara y protege las actividades a que pueden dedicarse los ciudadanos, como determina el Artículo 5 de la Constitución de la República, que rige en todos los estados. Posteriormente, la responsabilidad de los gobiernos, ciertamente, es regular las actividades que se realizan en la sociedad, mas no impedirlas, motivo por el que no existe argumento jurídico para afirmar anticipadamente que una determinada actividad está prohibida, así sin más.

Ahora, ¿por qué considerar que el engaño ha sido una estrategia política de este gobierno? Porque encontramos otros muchos casos en que se utiliza la estrategia para decir a los aguascalentenses una cosa, que resulta ser distinta a lo que sucede en los hechos. Seguramente esta forma personal política tiene un origen en aquello de que “tienes que hablar bien del camello para que lo puedas vender”, aunque sus efectos rebasan la mera imagen y llegan a los ámbitos de acción de programas de gobierno (el ámbito de la personalidad psicológica podrá ser analizada por un especialista).

¿Cuáles son otros casos en que encontramos esta estrategia? De entre los que podemos percibir en el espacio de la opinión pública, están los siguientes: en la campaña electoral 2010 ofreció a los electores eliminar la tenencia vehicular, y no fue así; propuso la transparencia en el acceso a la información y la rendición de cuentas (firma acuerdos con el Secretario de la Función Pública para que no haya beneficios a particulares), y Aguascalientes no ha actualizado su marco jurídico; mientras la Auditoría Superior de la Federación encuentra irregularidades por más de 600 mdp en el Gasto Público 2014, el Organo Superior de Fiscalización del Congreso del Estado (subordinado al Gobernador), sólo encuentra por 8 mdp; “nadie está por encima de la ley”, y, sin embargo, el sobrino del Gobernador permanece como encargado de la Secretaría de Finanzas, violando la ley de responsabilidad de los servidores públicos; el Gobierno no desviará recursos para apoyar candidatos del PRI, y la elección del Distrito I fue anulada por su causa; informó que en octubre de 2015 iniciaría la construcción de Ciudad Justicia, y es fecha que todavía no inicia; anunció al inicio de la administración el proyecto Agrósfera y después Territorio de Gigantes, y hoy no se ven; informa que todos los propietarios de inmuebles adyacentes al Teatro Morelos ya aceptaron el acuerdo de demolición, a excepción de uno, y las mantas de oposición al proyecto siguen colgadas de los edificios; los espacios culturales estarían abiertos a los artistas aguascalentenses, y ahora se les considera de bajo nivel para poder exponer en el MECA; en la Sierra Fría no permitirá ningún fraccionamiento, y conocemos que desde hace años ya existe, siendo el Gobernador parte; las empresas constructoras locales participarán en las obras públicas, sin embargo, para la continuación del Nuevo Hospital Hidalgo las considera como incompetentes; desde el 2015 se anunció la terminación del nuevo Hospital, en enero2016 vuelve a hacer el anuncio, y el poco movimiento que se observa indica que no se terminará este año, etcétera, etcétera.

Cabe reconocer que el ofrecimiento anunciado en el Discurso de Toma de Posesión respecto a que esta administración estaría enfocada a favorecer a los empresarios, sí resultó de esa manera, aunque sólo para los extranjeros.
Finalmente, también es necesario asentar, como dice Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, que para que un gobernante engañe, se requiere que exista alguna persona o personas que quieran ser engañados y estén dispuestas a ello. Hoy en Aguascalientes observamos que, aunque encontramos personas que gustan de ser engañadas -como muchos medios de comunicación-, también están ciudadanos que han dado el paso para conocer y reconocer las cosas como son -a pesar de la intensa propaganda del gobierno del Estado-, y hacen sana y libre crítica política de los gobernantes y de sus acciones -lo que no debe ofender a nadie-.

De Política una Opinión