Rafael Zepeda abraza Aguascalientes

Artista plástico de alto valor estético.Su obra camina los vericuetos del arte. Le pasó lo que a Rafael Hernández el poeta de Orihuela, España, no conoció el PLENO reconocimiento. La razón es sencilla, el Maestro Zepeda no se prestó a la mercantilidad del arte, mucho menos al safio mundo posmoderno, el éxito prendido de un alfiler. La mejor prueba es su conmovedor silencio que ahora vuela rumbo al verdadero mundo de Apolo. “Abrió los brazos al cielo y dio un abrazo al creador…”, su perfil reflexivo, contemplador, escudriñante, de trazos lapizados y burilados lo acompaña.

Nos unió una geometría filial, ambos enfrentamos la adversidad de la vida al amparo de un manto de humanismo, cuidado y medida, del eminente Médico Alfredo Chew Wong que además de pacientes nos distingue con su amistad, él me dio la noticia a manera de pésame, una forma correcta de compartir la muerte de quien deja claves que permiten descifrar de manera amable los misterios de la vida.

Hay personas que dejan huella, Zepeda la ha dejado, es y será herencia estética para todos. El cielo de Aguascalientes acogió un hijo más, que en respuesta pone en alto el arte desde esta “tierra buena”. Sus trazos dan forma a figuras que nacen de negruras, de una suerte de tinieblas al amparo de coreografíasdespojadas que se reconcilian en más figuras. Sombras que acogen lo formal en su deformidad,algo similar a la música de “PinkFloyd”, el entendimiento no alcanza, de pronto, a reconocer la totalidad de contenidos; en sus trazos coexisten, miembros que pueden ser de cualquier ser real o imaginario. La obra de Zepeda se define y nunca termina de interpretarse, su evolución es constante y al ritmo del espectador.

Su contrastante:en la sobriedad de zonasintensas hermana un negro ciego con un blanco alborada. Conjunción de fondo y forma rescata el valor estético de sus formas fusionadas con angustia, intensidad, belleza,la obra vive, vivir es resistir, lo hace merced a la fuerza artística acreditada en su obra abierta.

Infiero que el Maestro Zepeda distinguió como sede final Aguascalientes por su admiración por Guadalupe Posada, (además de la prescripción médica). El destino juega con lo cotidiano, en el centenario de la muerte de Guadalupe Posada se deshila la muerte de Rafael Zepeda. Los lenguajes gráficos se hermanan desde prensas de esta generosa ciudad: Taller de grabado del Museo José Guadalupe Posada; Centro gráfico el Obraje; Los espacios culturales auspiciados por el Sr. Escárcega.

Lo conocimos como anfitrión y genio, nos recibió a mi esposa Lucero, Alma y Alfredo (a instancias de ellos), en su casa con su familia en pleno (una esplendidez). Fue difícil interpretar el silencio de su rostro expresivo, empero, al mostrar su obra comprendí su magnánimo trabajo, sus habilidades acumuladas, su maestría en las disciplinas del arte, el dominio de sus gramáticas creativas; las exploraciones reflejadas en su obra, sus líneas imprecisas, su convocatoria a la inferencia, que posibilitan sentimientos en el espectador, obsequio generoso de su lenguajedelque penden manchas, trazos, colores, formas, materiales, creatividades, imaginaciones, sueños, fantasías, realidades, demandas, críticas. Dualidad: caos y orden, juego y seriedad, conflicto y acuerdo, angustia y tranquilidad, encuentro y pérdida, equilibrio y desproporción…

La herencia de Zepeda está pletórica de blancos y negros, en esos colores nos deja un enclave estético cuyas intensidades son ilustración de lo gráfico y tránsito a la consistencia ontológica de su obra, una existencia a la que no le falta el color. Ojala que las autoridades no solo le rindan honores sino que permitan que su herencia sea apreciada por el pueblo todo. En cada espectador revivirá su lacónica palabra, su necesidad de dibujar, el tráfago de su expresión, sus enigmáticas figuras, (lo que dicen, esconden, callan), su espiral eterno de interpretación. Tengo para mí que el Maestro Zepeda iniciaba sus trabajos sin una cartografía completa, se daba a la fuga estética y en sus dibujos encontraba nuevas rutas, calles intransitables que convertía en transitables, polígonos utópicosdel arte. Diálogo continuado del autor y su obra hasta el momento en que lo inacabado encontraba un punto final. Cada obra abierta seguirá su ruta, ya no le pertenecen, son del espectador.

Rafael Zepeda es referente cardinal en el mundo del grabado. Aguascalentense por adopción que hoy une sus finos impulsos con los buriles de Posada, con el cincel de Contreras, con las Partituras de Ponce, con las canciones de Esparza Oteo, con los Colores de Herrán… y con todos los que aportanen vida y muerte por este pueblo gentil y por sus esperanzas.

Le tengo gratitud por su obra, cuya ciencia estética nos dota de lo mucho que nos ha quitado el egoísmo y la avaricia.

Por: Ignacio Ruelas Olvera