Perra vida

La transmisión televisiva de la entrega del “Paquete Económico 2014” y la Reforma Hacendaria les hace parar orejas. Pacientes miran. Atentos escuchan. Parpadean lo indispensable. El tema llama su atención. Es delicado. Está en juego el sustento de ellos y su descendencia.

Escasea el dinero. Se acumulan las necesidades. El salario de mala calidad se diluye entre las cuatro patas.

El anuncio les suena bien. Pagarán los que más ganan. Es socialmente correcto. Deja ver la parte sensible de la política. Lo celebran. Mueven la colita. Ladran de alegría.

El evento transcurre en la normalidad, pero de pronto aparecen las nubes negras en el firmamento económico de la familia. Presagian tormentas. Se asoman las fundadas preocupaciones al leer las páginas 31 y 32 de la Iniciativa remitida al Congreso de la Unión por el Presidente de la República, a fin de reformar la Ley del IVA para aplicar el Impuesto a la obtención de perros, gatos y especies menores, además de los alimentos que consumen.

Las personas que hacen dichas compras “reflejan capacidad contributiva y, en consecuencia, se trata de manifestaciones de riqueza que deben ser gravadas”, justifica la Iniciativa del gobierno federal.

Ella y él se voltean a ver con cara de what. Pelan sus redondos ojos, de por sí grandes. Están muy asustados, tanto o más, que cuando llevan a sus enfermos cachorros, Houidini y Cookie, con la Perriatra.

Los sentimientos encontrados golpean las compactas humanidades del matrimonio Pug: se alegran al enterarse de que forman parte del selecto grupo de mexicanos ricos -junto con los señores Slim, Zambrano de Cemex, Fernández de Femsa-Oxxo y Azcárraga de Televisa-, aunque luego se entristecen al reconocer su pobre riqueza y se desilusionan al comprobar el obsceno proceder de los dirigentes de ese membrete llamado PVEM,  PRIartido Verde Ecologista de México (Francisco Garfias dixit), que no se pronuncian en contra del pusilánime impuesto a la comida procesada, inhibidor de la adopción de millones de mascotas que esperan pacientemente un nuevo hogar antes de morir sacrificadas.

La Familia Perruche aún recuerda la pirotecnia encendida por Sergio Augusto López Ramírez, emblemático diputado local del PVEM, cuando subió a la tribuna del Congreso del Estado, en calidad de San Francisco de Asís parlamentario, para presentar la Iniciativa de Reformas a la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Aguascalientes (28/7/11), argumentando que “con la visión mundial al reconocer que los animales son entes sensitivos y dignos de un trato humanitario y la premisa adoptada por la Organización de las Naciones Unidas, que todo animal tiene derecho, en particular a la existencia, al respeto, a la atención, a los cuidados y a la protección del ser humano…”.

Al año siguiente, el propio López Ramírez, en la sesión de la Diputación Permanente del 17 de octubre, reconoció en el éxtasis de su verborrea que “las mascotas son un factor importante para la humanidad, concretamente el perro ha estado acompañando al hombre desde el principio de los tiempos, y se ha adaptado a su entorno cambiante, caracterizándose por ser una criatura fiel y noble, capaz de dar la vida por proteger a su amo”.

Se presume que en Aguascalientes, dos terceras partes de los hogares poseen al menos un animal de compañía, que seguramente tendrán una perra vida a partir de 2014, mientras que la vida alegre les espera a los grandes corporativos que dejan de pagar al fisco más de 300 mil millones de pesos al año, suficientes para cubrir los 250 mil millones de pesos que la SHCP pretende recaudar con la Reforma Hacendaria.

Luna y Góber ya enteraron a sus pequeños la triste realidad: por culpa del IVA los platos de comida se verán colmados con la galleta de animalitos del Agropecuario, en lugar de la saludable croqueta.

La titular de la Sedesol, Chayito Robles, debería apurar el diseño de una Cruzada Nacional Contra la Inanición Canina, ¿no cree usted?

Porque alguien tiene que escribirlo: Chabela Vargas, perdón, Justino Compeán, el presidente de la Federación de Futbol, sufre en vano por la clasificación del seleccionado mexicano al Mundial: en reciprocidad al apoyo prestado a Brasil en la Jules Rimet de 1970, debiera solicitar la organización compartida de la Copa FIFA 2014, como ocurrió con Japón y Corea del Sur en 2002.

De ser aprobada la gestión, los ratones verdes obtendrían el pase automático a la fiesta, evitarían más ridículos y salvarían el redondo negocio de mil millones de dólares que se les está escabullendo entre las dos patas a los dueños de los equipos aztecas y a las empresas patrocinadoras, principalmente.

Por: Mario Granados

marigra@terra.com.mx