Opiniones Portada rotador 

Le lidian el toro al revés a la alcaldesa Tere Jiménez

El evento no estaba anunciado el jueves en la agenda “privada” de la alcaldesa capitalina.

Hasta el día siguiente, a las 8:20 horas, la solícita oficina de prensa del municipio de Aguascalientes, ahora convertida en una especie de Ministerio de Información de la Casa Real, informó a los reporteros de la fuente que a las 12:30 horas Tere Jiménez presidiría la presentación del DVD En la Mirada del Maestro Fermín, llevando como alternantes, también de lujo, al cronista taurino Heriberto Murrieta y al matador de toros en retiro Miguel Espinosa Menéndez, Armillita Chico.

El anuncio provocó la expectación de las Manolas llegadas a temprana hora del oriente de la ciudad, principalmente de residencial Los Pericos, que se hicieron acompañar de alegres niñas y de niños de gran pulmón.

Por primera vez en su vida, las damas fueron colocadas en las privilegiadas primeras barreras, pero de sol, en el segundo patio del palacio menor, transformado en la sucursal del taurinísimo infierno —por la culpa de una manta colocada en la parte superior del edificio—, donde el diablo y el toro se parecen por el par de cuernos, la cola larga y la mortal embestida.

Llegada la hora anunciada, 12:30, metales y timbales callaron.

La banda municipal, también, porque no estuvo presente.

El Joven Murrieta, diría el recordado Jacobo Zabludosky en su desaparecido noticiero televisivo de 24 Horas, aguardaba paciente en uno de los rincones de la habilitada capilla de la fiesta brava, a un lado de la puerta que da acceso al privilegiado estacionamiento de funcionarios públicos. Pedía agua para refrescarse la garganta. La sombra obsequiada por techo del edificio le jugaba una buena mañana. Cesar Pastor, matador de toros en retiro, platicaba a su amigo de muchos años. Algunos aficionados se acercaban para llevarse la foto del recuerdo.

Mientras, las Manolas se empezaron a impacientar por la interminable tardanza y los despiadados rayos que mandaba el rey Sol al planeta de los muy vivos.

Algunos papeles fueron habilitados como artesanales abanicos.

El cubetero nunca llegó.

A las 13:00 horas se abrió la puerta. Tere Jiménez partió plaza. Y ocupó su lugar en el biombo, también iluminado por el Sol.

Heriberto Murrieta se instaló en la blanca sala, compuesta de dos cómodos sillones, una mesita y dos micrófonos inalámbricos.

Y dieron las 12 y la una, y el tercer espada, Miguel Espinosa Menéndez, Armillita Chico, no llegaba al destino de la filmada historia familiar.

El cronista taurino, desconcertado por la inexplicada desaparición de su entrevistado, se entretuvo leyendo la sinopsis del DVD, ofrecido al público en 300 pesos; narró algunas imágenes captadas por la cámara súper 8 del Maestro de Saltillo, Fermín Espinosa Saucedo, en algunas reuniones familiares, tientas celebradas en Chichimeco y las primeras andanzas taurinas de su hijo Miguel; y anunciaba, a cada segundo, que éste estaba llegar a la cita promocional.

Las Manolas, como si fueran turistas gringos en la Plaza México, se empezaron a retirar a media corrida. Las sillas negras quedaban vacías nuevamente. El desaire estaba consumado. Ni adiós dijeron.

A las mil quinientas apareció Miguel Espinosa, Armillita Chico, también ganadero de reses bravas. Venía ahogándose. Los muchísimos kilos de más en su humanidad le dificultaban subir la baja tarima. La sed inundaba su ser.

Antes de saludar pidió una botellita de agua para refrescar los pálidos labios, la seca garganta y los recuerdos de las magistrales faenas ejecutadas en ruedos nacionales e internacionales. Después se disculpó por la tardanza: “varias calles” estaban cerradas”, diría.

Murrieta empezó la conversación desde el burladero de la entrevista. Inició con las preguntas de rigor. Medio repuesto, Miguel balbuceaba las respuestas.

Poco se escuchaban. Bajaba el micrófono a la altura del inflamado abdomen. O el volumen de su voz era el mismo que se usa en el confesionario para reconocer los pecados mortales ante el representante de Dios.

Veinte minutos le fueron suficientes a Espinosa Menéndez para despachar la penosa presentación del DVD En la Mirada del Maestro Fermín, que merecía algo más que una horrenda “media lagartijera”.

Un aficionado recordó que “Para ser torero hay que parecerlo”.

Y por si fuera poco, Miguel recibió un reconocimiento donde se le da el tratamiento de “matador de toros”, cuando en realidad, su título nobiliario es de “matador de toros en retiro”, a decir de la Biblia del Arte de Cúchares.

“Tarde infumable”, se escuchó en el tendido.

Porque alguien tiene que escribirlo: Algunos de los subordinados insisten en lidiarle el toro al revés a la alcaldesa de la capital.

Uno de esos matadores en activo convoca, en calidad de anfitrión, a la sediciosa cuadrilla de correligionarios, para celebrar frecuentes reuniones mañaneras en su edificio blanco, ubicado en la última cuadra de Pedro Parga, pero olvida que desde el templo, San Antonio todo lo mira, todo lo chismea y todo lo capta con su moderna cámara fotográfica.

El material gráfico, donde quedan registradas las entradas y salidas de esos importantes personajes, es la mejor evidencia, la contundente e irrebatible, de esas sigilosas reuniones para enfurecer al Miura que pretende darle cornadas a Tere Jiménez, con miras a su reelección en octubre de 2019.

La embestida, una de varias, se está dando con locuaces despidos laborales, utilizando el nombre de la alcaldesa, que ni enterada está de los magnicidios, supongo.

Coda: Tan exitosos están resultado los programas de la administración municipal de Aguascalientes en el perímetro ferial, que El Carrito del secretario de Finanzas, Alfredo Martín Cervantes García, fue llevado erróneamente al corralón por estar mal estacionado, supuestamente.

Como en el Bacará, los errores se corrigen, y «El Carrito» le fue devuelto al funcionario en la pensión municipal.
(Con información de El Clarinete, sábado 22 de abril de 2017).

Por: Vale al Paraíso

marigra1954@gmail.com