Las calles, los tenis rotos y el futbol

Los que tuvimos la gran dicha de vivir en el Aguascalientes de los 70, todavía recordamos las larguísimas tardes-noches-madrugadas de “cascaritas” y “retas de futbol”, no había barrio que por las tardes no estuvieran sus muchachos jugando al fut, algunos hasta ya entrada la noche y otros pues ya hasta muy noche, era clásico que se reunían varios bandos, se ponían las porterías de piedras que solo marcaban la distancia entre poste y poste imaginario, eran pequeñas porque hasta el portero atacaba o ya de perdis reventaba el balón, por supuesto que el más habilidoso era el delantero, pero había una cosa, se tenía que decidir quien se quitaba la camisa, y Salomón brillaba, en una especie de calis, al que le metieran el primer gol, el mini campo de fut callejero no debía de ser muy largo, unos metros tan solo, eso tenía una explicación, los chavos de barrio siempre fuimos territoriales y había los de las esquinas y los de en medio.

Existían pocos postes de luz y la mayoría de los barrios tenía pisos de tierra, aunque ya donde quiera había pavimentación, era muy común que la reta esperara pacientemente su turno, los balones había de todos, desde los vestigios que quedaron de los que regalaron de cuero a cambio de corcholatas en el México 70, que por cierto nadie quería jugar con ellos, porque dolía horrores pegarles, hasta los primeros de gajos y cuadritos de lona pintada, después vinieron los de vinil, pero los preferidos eran de plástico, había un plástico duro que se “ponchaba” y con el aire que le quedaba se jugaba a todo dar, eran raras las broncas salvo con los muchachos de otras calles o de las clásicas vecindades que abundaban.

Había un requisito para que nos dejaran jugar en la calle hasta sus horas y era que jugáramos con tenis o zapatos viejos, no con los nuevos, que generalmente estaban ya rotos y se nos salían los dedos o simplemente descalzos, las familias con tantos hijos y la vida difícil en los barrios pobres se oía mucho el quejarse de algunas mamás con el termino de “yo solo lo dejo jugar con sus chanclas viejas porque es muy lumbre para los zapatos y se los acaba muy rápido, otras decían si quiere jugar que juegue pero descalzo”…..

He leído con mucho agrado que unos niños triquis de Oaxaca, juegan basquetbol sin zapatos y que además son excelentes ( como lo han demostrado en varios torneos internacionales ), de veras que no me sorprende, la pobreza y el hambre te moldean de varias formas, pero una muy valiosa es las ganas y vitalidad que te dota de jugar, de ganar, de disfrutar lo que haces; y estos niños aparte de que son excelentes alumnos y buenas personas ( promedio mínimo de 8.5, deben hablar su lenguaje materno), la pobreza en Oaxaca nos da una lección de dedicación, orgullo y talento, todos son músicos y todos se creen Benito Juárez, en hora buena para todos ellos, mi respeto y amistad, porque son tenaces y tezonudos a más no poder.

Somos más de 110 Millones de personas en nuestro país, cada vez veo menos muchachos jugando las cascaritas de barrio, no se si ya no son lumbres para los zapatos, cada vez hay más ligas llaneras, todas anárquicas y metalizadas, los chavitos “pulguitas” se sienten soñados porque serán los nuevos Messi, casi todos calzan y visten ropas modernas y de moda, por eso los que llegan al nivel profesional, pareciera que no disfrutan lo que hacen, que no están concientes de que hay muchos niños viéndolos, mucha ojos observando, pero sin duda todo les da igual, ya no tienen hambre de nada, simplemente “nunca jugaron descalzos” ellos y mucho menos sus directivos.

El fut en México es un fenómeno no muy fácil de explicar, es más que la práctica de un deporte, es casi una religión, el aficionado está tan de lleno en su equipo que hasta llora sus malos momentos y festeja los buenos, no hay casa que no tenga problemas ( al menos se discute ) por los horarios, hay personas que prefieren ver fut en la tele, que hasta todo lo demás.

En una ocasión, que impartía una platica motivacional, con atletas de alto rendimiento, me preguntaron que faltaba a los deportistas para llegar al plano selecto, simplemente respondí, que volver a sus orígenes, que cada deportista antes de cada actividad, viera su propio casete desde el inicio.

Un amigo me mostró en fotos, el equipo y maquinas hechizas con las que entrenaba Arnold en su país de origen, ante de ser Schwarzenegger  y solo vi tubos soldados, increíble que hicieran al tantas veces Mr. Olympia.

Silvestre nos lo explicó con su “ojo de tigre”.

No se si es buena medida o no, si ya se le ocurrió al “piojo” el de hacer entrenar a los “todavía ratones verdes” sin sus fabulosos tenis nuevos, o sea descalzos.

Y a los directivos ?…………. pues que sean mexicanos para que amen nuestro país.

Por: Rosalío Villalobos