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La Casa Redonda: Tres Años de Populismo y Crisis Económica

Tardía advertencia la del Presidente Enrique Peña Nieto sobre sus temores de volver al populismo… el populismo llegó y se instaló con el régimen del PRI y parece que tardará muchos años más en volver a desterrarse.
En el marco de su tercer informe de gobierno, el mandatario criticó a los gobiernos populistas y demagogos, que florecen con las crisis internas, que alientan el encono, la discordia, el retroceso y la división social.

Así pronunciaba su discurso en Palacio Nacional, lugar al que se dio cita la oligarquía en pleno, esa misma que se ha despachado con la cuchara grande empleando justamente como arma, el populismo.

El tercer informe del Presidente, estuvo caracterizado por grandes contrastes, por un lado, un diagnóstico aterrador respecto de los pendientes económicos, políticos y sociales que tendrá que ir desahogando, y por el otro el México triunfalista, en donde nada malo ocurre.

Sin embargo para el presidente, el populismo es una amenaza, es como un estadio al que aún no llegamos y que podemos caer, omitiendo reconocer que está en el ADN del mismo PRI, en las entrañas del sistema y que en otras épocas ha sido un pesado lastre para consolidar un sistema económico saludable, sustentable y con periodos de desarrollo de mediano y largo plazo.

Muy poco tiempo destinó a los pasivos políticos, como la fuga del Chapo, al que no nombró por su nombre, el caso Iguala y trató de diluir el escándalo de la Casa Blanca, que días antes, convenientemente fue exonerado por uno de sus propios colaboradores, en un hecho que concitó a la indignación popular.

Cuando se refirió al tema de la pobreza, el presidente no mintió cuando dijo que en su gestión habían crecido en 2 millones el número de pobres en el país. Sin embargo, matizó con una larga perorata haciendo al aumento del gasto social y a la supuesta mayor cobertura de servicios de educación, salud, vivienda, que dan como resultado un ataque frontal, según él, a la pobreza y el hambre.

Tema toral sin duda fue el económico. Aquí, como un buen ensayo teatral, Peña Nieto planteó que ante la desaceleración de la economía mundial, un incremento en la paridad peso-dólar, la baja de los precios del crudo, los mexicanos teníamos dos rutas: contratación de mayor deuda o aumento a los impuestos.

La incógnita la despejó de inmediato: “No opté por ninguno de esos dos caminos” entonces es cuando saca una as bajo la manga, al plantear una tercera vía: abrocharnos el cinturón el gobierno.

Aseguró que para el 2016 habrá una reducción significativa del gasto público, solo que en un régimen priista como el que estamos padeciendo, el abrocharse aún más el cinturón equivale a, empeorar las condiciones de vida de los mexicanos y a dar rienda suelta a los lujos y excesos de una élite que se ha beneficiado de la crisis económica.

A través de la historia lo hemos visto,que cuando el PRI se dispone a abrocharse el cinturón, siempre recorta aquellos programas sociales que tienen por objeto aliviar los efectos de la pobreza; recorta el gasto social y las partidas secretas las deja intactas, los presupuestos para empleo personal de los altos funcionarios, esos no se tocan como tampoco los bonos y lujos que los funcionarios del gobierno federal disfrutan, losa legisladores y el poder judicial.

Enrique Peña Nieto llega a su cuarto año de gobierno, con los peores niveles de aprobación social, envuelto en escándalos de corrupción y cargando con el desprestigio de la ineficiencia económica, pero eso sí, con un Congreso a modo y con muchas ganas de seguir beneficiándose del dinero de los mexicanos.