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El fin del poder

A lo largo de la historia el ser humano de una manera natural y de una manera secundaria ha actuado con el propósito de tener poder y luego más poder, comúnmente el poder se confunde con la política, siendo que la política es un medio, no es el poder en sí.

Dentro de la teoría del dualismo se puede considerar que el equilibrio de las fuerzas naturales, ideológicas, legales, físicas se dan en todos los ámbitos y en las existencias, en el amor también aplica, desde el sentimiento más íntimo hasta el sistema opresor más profundo.

El ser humano siempre tiende a dominar, mejor expresado en su mayoría, desde la relación humana más sencilla, en la convivencia entre alumnos y maestros y desde luego entre el Estado y los ciudadanos.

El decurso del tiempo ha dado cátedra de que el mundo está hecho de relaciones de poder, sin embargo el poder no se crea ni se destruye solo se transforma.

Ciertamente el poder ha sido adquirido por la prosapia otorgada por un ser superior a un mortal, del mismo modo se ha adquirido por la fuerza, por la justicia, por la confabulación y también por la libertad. Los sistemas de gobierno son ahora, el modo de acceso para los seres humanos al poder y al dominio.

Hay diversas cuestiones referentes al poder que magnifican sus su esencia si solo es la percepción que mencionaba Darwin referente a la teoría de la evolución, la cual refiere que las especies que mejor se adapten son las que sobrevivirán y que las especies más fuerte dominan a las demás. Richard Dawkins saltó a la fama con la teoría del “gen egoísta” el cual sin mucha explicación menciona que los seres humanos buscan la capacidad de sobrevivir y de hacerse de poder de una manera esencial, lo cual únicamente es una manera de vivir un poco más de tiempo.

“El poder no se crea ni se destruye, solo se transforma”

El poder tiene algunas características especiales, es un concepto imaginario sumamente fugaz, es un concepto que eleva a los humanos a categorías que las mismas leyes de la naturaleza desconocen, el poder es algo que transforma y que deforma, es algo que ha sido el comienzo de las más sangrientas batallas y es algo va desde lo absoluto hasta lo más mínimo, es algo que ha hecho a los seres humanos perder la cordura y el sentido común, lo ha transformado en un lobo que devora a otro lobo, dentro de lo más irónico es que es algo por lo que todos pelean pero que no garantiza la felicidad ni la plenitud, pero que con seguridad la búsqueda de este acaba con la felicidad, con la paz, con la plenitud y en algunas ocasiones con la misma razón de existir.

Cuando Hobbes, quien es posiblemente el más pensador político más pesimista mencionó que cuando nació, su madre parió gemelos: él y su miedo.

Creo que se refería a que en esencia el poder administra al miedo, es decir, la ejecución del poder es la especulación de ejecutar una acción que pueda generar la realidad sobre un miedo implantado.

“Todos somos cementerios, somos un parte mínima de la evolución”

El ser humano tiene dos grandes motores, el amor y el miedo a perder el amor, bien se dice que cuando el ser humano hace algo por amor, lo hace por convicción, por trascendencia, pero cuando él ser humano hace algo con miedo a perder el amor, entonces las consecuencias son aborrecibles, son temibles, deforma y degenera a los hombres en bestias no bien recibidas por la naturaleza, cuyo destino único es el sufrimiento.

El poder representa apego y el apego en cuestión de segundos se convierte en sufrimiento, el hombre virtuoso se es aquel que domina a sus impulsos y a sus vicios, también entiende que la ignorancia es su mayor enemigo. Vicio se entiende como aquello que se debe de contentar en la necesidad para no generar desesperación.

“La verdad es que no nacimos culpables y, de ser así, quien detenta el poder es tan culpable como nosotros” Daniel Rodríguez Barrón.

El fin del poder es un concepto para expresar algo que aún no empieza y ya termino, es hacer mención de algo que mueve al mundo pero no lo hace mejor, algo por lo que tal vez hemos perdido el sentido real de vivir, el cual es precisamente vivir, ser feliz, ensayar un canto, ¿De qué sirve conquistar al mundo si pierdo mi alma?

Esta vida es prestada, en algún momento debemos devolverla con la frente en alto y con honor, para ese entonces el poder, el poder solo será un recuerdo sin valor.