Opiniones Portada rotador 

Con Gerardo Dávila llega la violencia a la UAA / Vale al Paraíso

A las 3:30 de la madrugada del martes 22 de agosto de 2017 empezó la épica batalla en el bar La Cabaña del Tío Chuy, ubicado en el fraccionamiento Bosques del Prado. Los contendientes, un poco pasaditos copas y botellas,
mostraron lo mejor de su repertorio boxístico. Los golpes al hígado, quijada, mentón, ceja y abajo del cinturón, se repitieron a la velocidad del sonido.

En una esquina compartían los malogrados notarios sin fíat, Alejandro El Taco Bernal Rubalcava y Roberto Arellano Crespo. En la otra se encontraba Gerardo El Canelo Dávila Díaz de León, fedatario con licencia, funcionario público del gobierno de estado y profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

Las notas deportivas cuentan que el de pantaloncillo negro se acercó a provocar a los de calzón blanco, pero a éstos nos les gustó la cortesía, toda vez que recordaron como en su calidad de subsecretario general de Gobierno, Dávila Díaz de León combatió en los tribunales a los destinatarios de las notarías entregadas por el siniestro gobernador Carlos Lozano de la Torre.

Al grito de “Arre con la que barre”, El Taco Bernal y Arellano Crespo recibieron al intruso como suele hacerse a esas horas, en esas condiciones etílicas y en esos lugares de sano esparcimiento: de “piche güey” y “chinga tu madre”, para arriba, cuando lo borrachitos pretenden salvar el honor.

Puntuales zurdazos. Certeros derechazos. Acrobáticas patadas voladoras. Sanguinarios piquetes de ojos. Y femeninos piquetes en la panza. Dejaron a Dávila Díaz de León, como al pobre Jesús de Nazaret en la Semana Santa, pero versión azteca 2.0.

Un año después, el reciente miércoles 14 de agosto, El Canelo Díaz volvió a pisar los fangosos terrenos de la camorra. Enfundado en la egregia figura de profesor de la UAA acudió al salón donde el abogado Javier Aguilera García impartía clase a sus alumnos del tercer semestre de la carrera de derecho, para insultarlo y retarlo a una roda de chingadazos.

Al fin, de colmillo muy retorcido, el Aguilera invito a Dávila a pasar al aula para compartir con 50 testigos de calidad la agresión de que era objeto: “Viejo decrepito”, le llamo el insolente Canelo.

El “México bronco” al que se refería don Jesús Reyes Heroles en aquel memorable discurso del 5 de febrero de 1978, ya se manifestó en Puebla e Hidalgo, donde cuatro personas fueron linchadas por los vecinos, al hacerse justicia por mano propia.

Peligrosamente traspasa fronteras. Está despierto. Sale del sepulcro. Se presenta en la UAA. El troglodita Dávila Díaz de León personifica la era de las cavernas. Utiliza la violencia como espada. La impunidad como escudo. Y la intimidación como remedo de la Ley del Talión.

En una carta publicada el viernes reciente, indignados maestros, alumnos, ex alumnos, investigadores, líderes sindicales y personas representativas de la sociedad, pidieron al rector Francisco Javier Avelar González el cese del maestro Dávila Díaz de León por su actitud violenta en las aulas de la UAA.

"Estos hechos son totalmente reprobables, atentan con el espíritu de paz y tranquilidad que se debe de profesar en las aulas de una universidad, la comunidad universitaria exhorta y exige un cese definitivo de un pseudo
profesor que, al no poder controlar sus impulsos, no puede ni debe dar ese ejemplo a sus alumnos”, refieren textualmente los firmantes en la misiva publicada en el portal noticioso noticen.com.mx.

Pero, además, el también notario público 23 fue señalado de manera grave por María de los Ángeles La China Aguilera, porque en el momento de los hechos, “ignoramos si el agresor se encontraba en una crisis de la enfermedad que todo mundo sabe padece”, escribió de manera subliminal la hija del agraviado en su muro Facebook, pero no precisó el supuesto tipo de adicción, o el “estado inconveniente”.

Con Gerardo Dávila Díaz de León llega la violencia a la UAA. ¿Qué le sigue? ¿Un apuñalado entre los alumnos? ¿Un baleado entre los profesores? El rector y el Tribunal Universitario están obligados extirpar el cancerigena mal: la impunidad intramuros.

Porque alguien debe de escribirlo: El presidente electo de México portará la banda del Cruz Azul, el 1 de diciembre próximo. La sabia decisión de Andrés Manuel López Obrador no requirió de consulta pública alguna, porque la Maquina, ahora mejor conocida como el Tren Bala del futbol mexicano, acumula 20 puntos en apenas 8 jornadas del torneo de apertura 2018.

Permanece invicto. Suma 6 victorias y 2 empates. Es el equipo más goleador (junto con el América) y el menos goleado.
Mire usted lo orgulloso que se siente el hombre de Macuspana al portar la banda del poderoso Expreso Azul.

marigra1954@gmail.com