Angélica de la Peña, un modo distinto

Fui invitado a comentar el primer informe de la Senadora. Desde luego que lo hice de manera conceptual, así lo expresé. Viene a mi mente dos modelos de participación de la Mujer, Eva Duarte, cultura de la astucia mediante la explotación de los medios de comunicación de la época, y la arrogancia melodramática que hacía la diferencia entre Channel y “los descamisados”, en un discurso lleno de retórica, modelo que se importó y que ha sido exitoso; y el modelo Hermila Galindo, que mediante la reflexión seria y critica invita al constituyente de Querétaro a integrar a la Mujer en la CPEUM, modelo nacional de Fracaso.

Angélica de la Peña opera con su propio modelo ni posmodernidad, ni sobre explotación de la autoestima.

Es la humildad política y humana lo que subyace en este informe, y la humildad solo es posible por el conocimiento autentico que Mujeres como Angélica de la Peña construyen a la vez que miran el entorno y lo evalúan: la Mujer política. El puente que une gobernantes y gobernados es la información, más allá de la transparencia; política e inteligencia se conjugan para denunciar lo que somos, con la esperanza de ser distintos: ha sido la lucha que como legisladora habla a través de todo su ejercicio como representante popular.

El texto del informe me lleva a la inferencia. Si al menos los políticos tuvieran un momento, aunque fuera fugaz, para repensar sobre los valores y virtudes de la vida colectiva, podría descubrir la semejanza con la vida política y a la vez reconocer las diferencias y las singularidades de lo humano. La Humana política es el universo que ve Angélica y que aplica a su ejercicio profesional. La relación con que asume el diálogo entre pares y remite a la pareja primordial: política y cultura.

Los límites de la política. La política no tiene fin, es un marcador definitorio de la coexistencia colectiva; la razón es simple, seguimos sin dar respuestas: la justicia social, el bien común, la acción comunitaria, la deliberación, la participación, el gran déficit del Derecho y sus aplicaciones.

La real política no está bajo control. Es omnipresencia y persistencia. El pensamiento político queda atrapado en la cárceldel lenguaje: mutilado, inexpresivo. La senadora De la Peña plantea la necesidad de pensar la política para que sea capaz de la concentración, la inducción y la conducción del río de ideas (pensamiento) de forma muy eficiente y productiva, pues la política, la buena política, siempre otorga satisfacciones.

Pensar la política hace presentes a los políticos mismos. Es identidad personal, pertenencia y socialización de los pensamientos en clave de proyectos, única posesión segura, pero que opera en el otro, lo que da pie a la capacidad política, a la racionalidad de los pensamientos del otro, caracteriza y es inherente al humanismo político: artes, conducta social, el lenguaje socialmismo sería imposible sin la política.

El poder se ejerce a través de la comunicación. El poder es una relación, no es una cosa, no es un ente. No hay el poder desencarnado, hay personas e instituciones que establecen una relación de poder, no es que el poder controle la comunicación o los medios de comunicación. Pero se ejerce a través del espacio de la comunicación. Este el ejercicio que presenta el informe. Un ejercicio que comparte significados.

El poder tiene dos formas, entre otras. Una, la coacción, el obligar legal o ilegalmente por la posibilidad de ejercer violencia o intimidación. La otra, es influir las mentes, intervenir en lo que pensamos porque determina lo que hacemos. Esto es, el poder está en las mentes. En nuestras sociedades es esta segunda forma de poder la que es necesaria y decisiva. Angélica ha sido capaz de diseñar y hacer funcionar el proceso de comunicación. En nuestra sociedadlos procesos son abiertos, se pueden activar otros mecanismos: el espíritu crítico, la esperanza, la solidaridad…

En antaño se decía que el poder vigila a la gente; en hogaño, también, se puede vigilar al poder. El mundo cambia, la sociedad cambia, la política cambia, ¿Quién tiene el poder? Los que tienen mayor capacidad de intervención en el espacio de la comunicación y a veces son amplias redes espontáneas por móviles o por internet.

Es internet una herramienta de incremento de la libertad, porque no hay que mitificar Internet. Internet es una plataforma de comunicación libre y muy difícil de controlar. Pero los usos de la libertad no dependen de Internet. El nuevo entramado de la comunicación en política tiene un efecto profiláctico, nos impide mentirnos a nosotros mismos como sociedad, y por eso mucha gente tiene miedo a la política, porque se tiene miedo a sí misma.

En este sentido, la comunicación, la rendición de cuentas, a través del informe de la Senadora Angélica de la Peña juega una suerte de “estrado” en el que nos deja una nota: nado contra la corriente y no me olvido, dice su letra, que en nuestro pueblo vive el fantasma de “Bartola”: de esos dos pesos tiene que salir p’a todo.

Por: Ignacio Ruelas