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El PRI sepultó a sus chapulines legislativos / Vale al Paraíso

El lejano miércoles 9 de agosto, en la Mesa de Estatutos de la 22 Asamblea Nacional del PRI, celebrada en la ciudad de Campeche, se debatió la reforma al artículo 212. El belicoso delegado Mario Machuca, integrante de la CROC en Quintana Roo, dio un paso al frente. Desenfundó su escopeta de dos cañones. Oprimió el gatillo. Y lanzó certeras municiones a las patas de los Chapulines, acostumbrados a usufructuar las candidaturas plurinominales de manera inmediata, como es el caso del senador Carlos Romero Dechamps, líder petrolero, que transita en las dos cámaras del Congreso de la Unión, utilizando sus potentes extremidades inferiores.

La propuesta armó la gorda en el incontrolable auditorio. Los opositores a la oxigenación la vida democrática del PRI salieron en defensa del privilegio de agandallar las posiciones de representación proporcional. Lorena Martínez, dirigente del Movimiento Territorial, consideró, erróneamente, que la reforma estatutaria pudiera ser calificada de “ilegal” por el Instituto Nacional Electoral (INE).

Otro integrante del cinegético político, Héctor Pedraza, de plano les arrancó a los animalitos las antenitas satelitales al argumentar: “No entendemos por qué muchas compañeras y compañeros repiten un cargo de diputados locales, federales y senadores plurinominales. Yo les llamo los bonsái, porque son cortos de ideas, salen muy caros y sólo sirven de adorno. ¿Quieren una posición?, que salgan a la calle a ganar los votos” (Excelsior, 10/08/2017).

La aparición de la representación proporcional en el sistema electoral mexicano se dio en 1977 en la Cámara de Diputados, y en 1996 en la Cámara de Senadores. El espíritu del constituyente ha sido desvirtuado por el cínico proceder de algunos privilegiados cercanos al gran dedo elector del PRI.

Mire usted un Caso de la vida real, diría doña Silvia Pinal.

En el Congreso del Estado de Aguascalientes, el avenido matrimonio de Roberto Padilla Márquez (alter ego de Lorena Martínez) y Citlalli Rodríguez González, tiene escriturada una curul que van alternado. El señor ha sido diputado en tres legislaturas: 52, 1983-1986, de mayoría relativa; 58, 2001-2003, de plurinominal; y 60, 2007-2010, de plurinominal. La señora ha formado parte de dos legislaturas: 61, 2010-2013, de mayoría relativa; y 63, 2016-2018,
de plurinominal. El saldo es muy favorable para el rentable consorcio lorenista: cinco legislaturas, tres de plurinominal (60%) y sólo dos (40%) a voto directo.

Pero regresando a la Mesa de Estatutos, los delegados a la 22 Asamblea aprobaron la debatida reforma al Artículo 212. Acordaron darle cristiana sepultura a los Chapulines. Y guardaron los restos de los abusivos insectos en el Parque Jurasico del PRI.

Por su parte, el Consejo General del INE declaró, en la sesión del pasado sábado 9 de septiembre, la “procedencia constitucional y legal” del Estatuto tricolor, incluido el Artículo 212, el cual establece que “Quien ocupe un cargo de elección popular por el principio de Representación Proporcional, no podrá ser postulado por el partido por el mismo principio electoral para ningún cargo en el proceso inmediato”, a partir de los procesos electorales en curso, tanto federal como local.

El tiempo dirá si algún priista desvergonzado se siente afectado por la reforma y hace uso de sus derechos en un juicio.

Porque alguien debe de escribirlo: 13 diputadas integrantes de la 63 Legislatura presentaron, en voz de la legisladora diputada Silvia Alaniz, una iniciativa de reforma a la Ley de Premios que Otorga el H. Congreso del Estado de Aguascalientes, para instaurar la “Medalla Mujer Aguascalentense Carmelita Martín del Campo”.

El boletín informativo 267 del Congreso se quedó corto al señalar, exclusivamente, que fue la “primera ex(?) alcaldesa de la ciudad(?) de Aguascalientes”.

No. Carmelita, como cariñosamente se le llamaba, fue la primera presidenta municipal (de Aguascalientes) que gobernó en México, de 1957 a 1959; la primera diputada al Congreso estatal en la 46 legislatura, de 1965 a 1968; y la
primera integrante, en calidad de síndico, del Cabildo de Aguascalientes 1984-1986, presidido por Miguel Romo Medina, hoy senador de representación proporcional.

El presidente José López Portillo y el gobernador Rodolfo Landeros Gallegos inauguraron el Palacio Legislativo el 13 de noviembre de 1982. La placa alusiva, al igual que la placa donde se dejaba constancia de la ocupación del nuevo recinto oficial por la 51 Legislatura, 1980-1982, fueron desprendidas de la pared por los diputados integrantes de la 60 Legislatura, cuya mayoría ostentaba el PRI.

La carroña política envió a la maloliente bodega del Poder Legislativo, junto a las ratas de cuatro patas y los inservibles bienes muebles, el bronce grabado con el nombre de la diputada Carmelita Martín del Campo.

Hoy, en el mural que sepultó aquel momento histórico de Aguascalientes, están pintados los nombres del diputado Fernando Palomino Topete (presidente de la Comisión de Gobierno), Miguel Ángel Juárez Frías (secretario general) y demás integrantes de la desmemoriada 60 legislatura, donde ni pío dijeron tres congresistas del PAN, una del PRI y una del PRD, por la violencia de género aplicada a la dama nacida en Zamora, Michoacán.

La diputada Silvia Alaniz y las 12 legisladoras están obligadas a desagraviar a la recordada dama, colocando de nueva cuenta la placa con su nombre, además de instituir la “Medalla Mujer Aguascalentense Carmelita Martín del Campo” (Ramírez, porque también tuvo madre, por supuesto).

La fotocomposición que ilustra esta colaboración placa es un regalo muy apreciado del amigo y periodista, Matías Lozano Díaz de León.

marigra1954@gmail.com