Opiniones Portada rotador 

Zavala deshojó la Margarita, y se fue / Vale al Paraíso

En la década de los ochenta el PRI se desgajó con la conformación de la Corriente Democrática, demandante de reglas claras para elección de su candidato a la Presidencia de la República 1988-1994.

Roberto Madrazo Pintado, a la derrota del candidato presidencial Francisco Labastida Ochoa, en el naciente siglo XXI, se erigió en cacique del ex partido aplanadora, se apoderó de la presidencia del CEN del PRI (4/03/2002-31/08/2005), y utilizó al partido como un vulgar trampolín para designarse candidato a la Presidencia de la República en 2006; los resultados de la maniobra le llevaron a la estrepitosa derrota, al ubicarle en el tercer lugar de la contienda con el 22.03% del total de la votación emitida.

La historia no se repite. Es la misma. Cambian los actores políticos. Las circunstancias son distintas. Pero la parte toral del guión se conserva intacta: la lucha sangrienta por la obtención del poder en teatro político.

Ricardo Anaya Cortés asume la presidencia nacional del PAN desde el 21 de agosto de 2015. Los excelentes resultados electorales estatales obtenidos en 2016 reafirmaron su liderazgo, pero en la antesala de la decisión más importante para cualquier partido político, la candidatura a la primera magistratura del país, decidió permanecer en la posición para utilizarla como si fuera la sucursal mexicana de la potente NASA norteamericana.

Las consecuencias de la obcecada estancia se dieron la semana reciente, el viernes 6, al presentar Margarita Zavala Gómez del Campo su renuncia al partido que la tuvo en sus brazos durante 33 años, argumentando en un video de 4 minutos con 49 segundos en Facebook, que durante dos años pidió “un método transparente democrático y claro, que se escuchara a los ciudadanos para tomar una decisión, pedí reglas, lo pedí en público y en privado, lo pedí en la Comisión Permanente, por escrito y en video, la respuesta siempre fue una evasiva".

Y acusó a su correligionario de imponer “decisiones antidemocráticas” y de cortar los órganos del partido para “entregar las decisiones más importantes del PAN a otros”.

Revisemos el preámbulo de esa decisión.

Días antes, el martes 3, Anaya le informó a Zavala que no habría proceso interno en el PAN, porque el candidato nacería en el hospital del llamado Frente Ciudadano (?) por México.

Por si fuera poco, al día siguiente, el integrante de la dirigencia colectiva de Movimiento Ciudadano y representante de ese partido ante el INE, diputado Jorge Álvarez Maynez, destapó a Ricardo Anaya como candidato, porque es “el de mayor consenso en el Frente… más sólido, brillante y con capacidad para aportar al país”.

El jueves 5, de la puntilla se encargó uno de los más leales al presidente Anaya, el corrosivo senador Ernesto Rufo Appel, digno representante de la violencia política de género, al declarar que la salida de Margarita en nada afectaría al PAN: "Siento como un alivio, haga de cuenta como cuando tiene un absceso y sale la pus, así de plano".

Inmediatamente, el caballeroso gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval, terció para desagraviar a la expanista con fraternal tuit: “Lamentable opinión del Sen. @RuffoAppel ante todo respeto, mi solidaridad y admiración a la Sra. @Mzavalagc”.

Todas las encuestas, las más recientes, las aplicadas entre panistas y a población abierta, las telefónicas y en vivienda o redes sociales, ubicaban a Zavala muy por encima de Anaya en las preferencias electorales rumbo al 2018.

Ayer, El Financiero informó que “el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, aparece como la persona más capaz para dirigir al país en el 2018, según una encuesta con ciudadanos líderes del país en los últimos cuatro años”.

El trabajo realizado por Consulta Mitofsky a 892 ciudadanos líderes en los últimos cuatro años ubica “a Andrés Manuel López Obrador como el segundo más capaz, seguido de Margarita Zavala”, añadió el diario especializado.

Anaya le abrió una gran herida PAN al aliarse con el PRD y MC, en lugar de darle campo, lugar y tabla —como en el puesto sanmarqueño de la lotería—, a la esposa del expresidente Calderón.

El joven Ricardo —candidato perdedor a una diputación local en su natal Querétaro—, tensó la liga. La rompió. Pero no le cercenó el gran dedo elector.

Aunque olvidó que la dualidad de jugador y árbitro, en el juego de las patadas, es una prerrogativa exclusiva del Club América.

El proceso electoral apenas empieza. Se esperan más noticias del averno. El diablo anda suelto. Margarita Zavala es la primera desertora; después vendrá la salida de Ricardo Monreal, de Morena. Al tiempo.

Porque alguien debe de escribirlo: Mientras el muy cercano colaborador se pasea en la lunática nave espacial, la alcaldesa Tere Jiménez mantiene los pies muy firmes en el planeta de los muy vivos.

No solicitará licencia para contender al senado por el PAN. Quiere concluir el mandato. Reconoce, frente a San Francisco de Asís, patrono de los animales,

que no tiene dotes de chapulina, para andar brincado de cargo en encargo; lo suyo es cumplir compromisos, servir con ahínco y acabar la tarea en esta tierra que la adoptó como suya.

Su decoroso trabajo, la calificación obtenida, el reconocimiento ciudadano y la gratitud de la comunidad, la llevarían a la candidatura del PAN para reelegirse, seguramente.

marigra1954@gmail.com