100 años de Convención Revolucionaria

Existió un Gobernador que dijo que venía a gobernar “al mar de la tranquilidad, donde no pasaba nada” creo que estaba equivocado, porque siempre hemos sido un estado progresista, un ejemplo lo es que en octubre del 2014 se realizó uno de los acontecimientos más importantes para nuestro país, donde se dieron cita los jefes y delegados revolucionarios con representación de mando de por lo menos 1000 soldados.

Es cierto que también a muchos civiles les dieron tal nombramiento, la pequeña ciudad tuvo que albergar a un mundo de personas y a falta de infraestructura incluso las familias acomodadas ofrecieron “voluntariamente” hospedar a los grandes jefes revolucionarios, quizá manifestando la gran anfitrionía de la gente buena y también buscando cierta inmunidad, como me contó don José en cierta ocasión “esos días estaba canijo, en los llanos de las orillas nomás se veían los jolgorios, las balaceras y la polvareda de tanto bigotón que no tenía nada que hacer.

A las muchachas las escondíamos en donde se podía a pesar de los esfuerzos del General Natera, solo logró tener retirados en Rincón de Romos a los Villistas, que venía de su majestuosa y triunfante -toma de Zacatecas-, mi abuela contaba que a una hermana de ella se la había llevado un revolucionario, aunque ya en broma le decíamos que se había ido por su voluntad, debido a la rigidez de los padres, quizá por eso disfruté mucho la escena de “como agua para chocolate” cuando se llevan a la peliroja.

Tan solo imaginar los majestuosos coches en los que se transportaban Villarreal y Obregón, verlos venir por toda la calle nueva desde sus carros, habitación al Teatro Morelos, donde los esperaban todos esos personajes de la historia, Luis Guzmán, Gutiérrez, Vasconcelos (recién liberado), Cabrera, Soto y Gamma, Robles, Villa, el agachado entre otros, es bueno señalar que esa hermosa placa que estaba frente al teatro y donde se resaltaba a Carranza, Zapata y Villa conmemorando el 75 aniversario era simbólica, los dos primeros no vinieron, Villa hasta saludó de abrazo a Obregón, quien diría que al poco tiempo uno perdió su aureola de triunfador y el otro su brazo.

“En verdá había mucho bullicio, a pesar de los rondines de la ‘autorida’ especial decía doña Jovita, no había ni que ni con que comprar, dizque todo era pa´ los revolucionarios, los «probes» como siempre, pos teníamos hambre, si teníamos una gallinita pos pá serla caldo, si un chivito pá sarlo, si una muchacha, pos que pal frío y soltaba una carcajada con su chimuela dentadura, no jue como una fiesta sino más bien como con miedo, yo nunca jui a dizque verlos, quien se les acercaba con tremendos bigototes y sus pistolotas, y unos apestaban re feo, dizque perjumaos”.

Sueños, ideales, mitos, mentiras, discursos, protagonismos, lagrimas, risas, desconsuelos, sorpresas, hambre, raptos, muertos, de todo hubo, así era ese vertiginoso siglo, lejos estaba de lograrse una paz tan inmediata, los grupos y las pasiones de ese México bárbaro, aún no se ponían de acuerdo, pero que bueno que se reunieron en Aguascalientes, el DF no sirvió de sede, aquí se lograron algunos avances, a decir verdad solo algunos, a pesar de lo que dice el discurso acartonado de algunos historiadores y políticos “perjumaos”.

Por: Rosalío Vilalobos

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